Martes, 14/11/2017
La triple frontera entre Colombia, Perú y Brasil fue un lugar mágico, y puedo decir que sus pueblos eran bastante representativos de cada país.
Leticia (Colombia)
Leticia nos sorprendería y atraparía. En un futuro nos hará regresar.
El Parque Santander se llena de vida a las 17h.
Esa pequeña rutina de ir a ver los pajaritos era la suficiente para que quisiésemos quedarnos un día más, y luego otro...
El grito de los loros llena todo el sonido del lugar.
En la plaza Natalia uno puede disfrutar de deliciosas cenas.
Aunque no sólo eso nos mantendrá ocupados, hay varias cosas que hacer a los alrededores.
Tabatinga (Brasil)
La parte cercana a la frontera con Colombia resulto ser de lo más rural, en gran contraste con el centro, el mercado y el puerto de la ciudad.
Una sencilla cuerda hace la distinción entre el país donde te encuentras,
Aunque no hay gran diferencia entre las casas de un lado y otro de la cuerda.
Desde allí pudimos ver el fuego y varias explosiones en uno de los barcos que viajan a Manaos.
Santa Rosa (Perú)
Tomamos una barquita muy barata desde el puerto de Leticia hasta la isla peruana de Santa Rosa.
En el camino vimos a algunos adolescentes saltar al río de las maneras más increíbles.
Y a la gente local pescar su cena o nuestra comida.
Nuestro primer ceviche peruano. Ummm, delicioso.
Si tengo que escoger entre las tres pueblos de la triple frontera, Santa Rosa será el que mayor belleza.
Con una linda puesta de sol.
Visitar los kilométros en moto
Dejaríamos la carretera pavimentada y llegaríamos al 22km, la carretera ya tenía tanto barro que era impracticable.
Andando un poquito más encontraríamos una chocita, en su patio de atrás había un camino para internarse en la jungla.
A medida que íbamos caminando encontramos varias especies interesantes.
Arañas.
Bicho palo.
Bicho hoja.
Termitas.
Hongos.
¿Quién sabe?
Aunque lo más impresionante son el tamaño de los arboles y las curiosas formaciones que se presentan en el bosque.
Después de sudar la gota gorda en la selva al llevar manga larga para evitar que los mosquitos te piquen, lo mejor es un bañito en el río Takana del 11Km.
Paseo por la selva
En el Parque Orellana nos encontramos con un chico indígena, Henrry Milton, que nos ofreció a hacernos de guía en la selva por un precio ridículo.
Así pues fuimos a visitar la Maloca de uno de sus amigos, una casa tradicional muy interesante.
Y luego nos internamos en la selva alta para conocer muchas especies de árboles y de animales.
Vimos hormigueros gigantes.
Y fuimos dejando la selva alta atrás para internarnos en la selva baja.
Pudimos ver una gran cantidad de pájaros diferentes: martín pescador, carpinteros, patos, grullas blancas, y otros muchos que no consigo recordar los nombres.
Hasta una preciosa laguna donde nos bañamos con pirañas.
Por la tarde se puso a llover y no pararía hasta la mañana siguiente, nuestras tiendas de campaña aguantaron bien el aguacero... aunque amanecieron llenas de barro.
Fue bonito compartir un momento con la gente local y ver como hacían sus deberes de la escuela.
La comida estaba deliciosa, el mismo pez gato que el de la cena sin embargo cocinado de manera diferente en el desayuno.
El regreso a Leticia parecía irreal.
Regresar de la Comunidad la Playa a la ciudad resultaba inquietante. Además había una gran demostración de las fuerzas militares.
Los alrededores de Leticia también son muy rurales.
Con una naturalezza bastante preservada.
Se puede percibir bien hasta donde llega el río al ascender.
Paseo por la selva baja
Como el Paseo por la Selva nos supo a poco, decidimos una vez recuperadas las fuerzas disfrutar de otro día más con nuestro guía favorito de la región.
Visitamos a la familia de Henrry.
Compartimos un momento en las festividades de la comunidad La Playa.
Comimos y fuimos a pescar pirañas.
- Olivier no tuvo tanta suerte como Henrry.
El parque natural de la flor de loto, sin flores.
Tenía una arquitectura bastante bonita.
Vimos guacamayas de colores colombianos y brasileños. - Los brasileños son azules y amarillas.
Nos bañamos en el amazonas por primera vez esperando ver a lo lejos algunos delfines que no vinieron al encuentro.
Disfrutamos de un paseo por las playas del Amazonas.
De unas caipiriñas de despedida en grupo.
Y una preciosa puesta de sol.
SUNKINDARKNESS
