Jueves, 23/06/2016
En algún punto de 2008, sentada en el salón del piso de Almadén y acompañada de mi antigua compañera, Marina, visualicé en la pantalla un precioso documental de San Petersburgo. Imagino que los recuerdos de ese documental bajo mi mente perversa debieron alterar sustancialmente el mensaje.
Mis recuerdos eran sobre una fiesta salvaje hippie en las calles de San Petersburgo durante las "white nights". Una historia sobre conmemorar a los marineros que llegaban a puerto después de haber pasado un larguísimo tiempo faenando en lejanos mares. Una ciudad en la que no se pone el sol durante el solsticio de verano.
Sin embargo las White Nights resultaron ser un momento de cultural intensidad. Donde ballets, operas, conciertos, piezas de los mejores compositores... son interpretados por esas estrellas rusas.
Eso de que no se pone el sol, sí se pone sobre las 23h y amanece a las 3h.
Las fechas coinciden con la graduación de los estudiantes que festejan en fiestas de acceso privado en las calles de San Petersburgo sus logros. Pero hay una lista de acceso sólo para estudiantes y organizadores... puede que sean esas fiestas las que viera en el documental.
Sin embargo, San Petersburgo no deja de ser un lugar de singular belleza. Ciudad de Zares y Palacios.
Sin embargo será la Iglesia del Salvador sobre la sangre derramada aquello con más belleza. Incluso su interior lleno de mosaicos es precioso, demasiado iconoclasta para mi gusto, pero muy bonito.
Siendo un perfecto sitio para la contemplación el Campo de Marte.
SUNKINDARKNESS