Miércoles, 21/07/2017
En Flores agarramos la van a Melchor (30q), atravesamos la frontera a pie y nos dieron ride hasta San Ignacio. Un autobús nos llevaría hasta Belice City (10b). El contraste con Guatemala se hace palpable rápidamente, en todos los aspectos.
En Belice City se aprecia una arquitectura colonial anglosajona. Bellos edificios de madera pintados en blanco y verde se dejan ver en el casco antiguo.
Para ir a Caye Caulker hay dos compañías Ocean Ferry Belice (30b ida y vuelta) y San Pedro Belize Express Taxi (25d ida y vuelta). A menos que se consiga un voucher de descuento -en la frontera o en la reja metálica de acceso al embarcadero-, conviene la primera compañía.
Una vez en la isla nos pusimos a preguntar en todos los lugares acerca de precios para ir a bucear al Blue Hole. El mejor precio lo conseguimos en Anda De Wata Tours (225d).
El Blue Hole no se veía de colores tan cristalinos cómo en las fotos, supongo que éstas debieron ser tomada desde un avión en un día despejado.
Del buceo del Blue Hole no pude salir de otra manera que sonriendo. Al llegar a la zona de las columnas, alcancé a ver un tiburón martillo en ese color azul turquesa de sueño. En el camino de regreso, en la oscuridad del fondo se podían distinguir las siluetas de los tiburones del arrecife nadando justo debajo nuestra.
El buceo en Lighthouse Reef fue el mejor de mi vida. Un Nassau grouper me acompañó todo el camino, cual perrillo. Los corales eran de bellísimos colores, los peces de tamaños irreales, la diversidad increíble.
Dos tiburones de punta blanca hicieron su aparición, me rodearon a mi. Nos miramos, el tiempo perdió significado.
Preciosas imagines quedaron grabadas en mi memoria para el resto de mi vida, qué hermosa sensación.
La tortuga pasó desapercibida al ser otros los protagonistas a mis ojos.
El pollo con arroz y pasta supo a gloria en el bello muelle de Lighthouse. Pececillos, barracudas y trigger fish devoraban los restos de nuestra comida.
El buceo en el acuario fue bonito. Peces de todo tipo nadando a tu alrededor, muchas variedades de pez ballesta, langostas, una preciosa morena y en el bello azul oceánico una manta raya.
Después de un día increíble, una cena increíble. Langosta (25b) y barracuda (25b), la temporada acababa de empezar.
Tal cómo llegué a Belice, dos días después me fui. Temiendo que el paso de los días hiciese un agujero en el bolsillo.
En otra ocasión quizás amplíe mi experiencia en este país, sin embargo habrá de ser en un momento dónde brille el sol para poder apreciar los colores del caribe. Belice gris no merece la pena.
SUNKINDARKNESS