Viernes, 24/02/2012
Amanecí a 300Km de lo que había sido mi hogar. El tren hacia Tirupati pasó con una puntualidad asombrosa, pero llegamos con dos horas de retraso. "Menos mal" -pensaba yo. Realmente estaba exhausta y necesitaba esas dos horas para recuperarme.
Sabía que la estación de autobuses no debía andar lejos, a 500m hacia algún lugar, eso decía la guía. Preguntando la encontré fácilmente. Subí el bus a Sri Kalahasti Temple y me senté en la parte de atrás. Mi mochila bloqueaba el pasillo y la gente debía saltarla para acceder al asiento de mi lado.
Cargando con una mochila que al menos pesa 15k, lejos de la RDT, lejos de mis batalapeños... me sentía desprotegida. ¡Cuan encerrados hemos estado!
Al bajarme del autobús en Sri Kalahasti, visualizaba a 500m mi destino. La gente me miraba al pasar cargada como una mula. En la entrada del templo, me hicieron descalzarme y dejar la mochila en la consigna, a cambio compré un popurrí de flores para dar como ofrenda a algún dios.
Anduve entrando de capilla en capilla, santiguandome, dejando la mente en blanco -todo en versión India por supuesto. Me encantaba ver como cada uno tenia un ritual diferente al consagrarse al dios en cuestión. Un sacerdote me cogió el popurrí y lo usó en una puja para algún dios.
Me invadía una sensación de calma, de espiritualidad, andando por el templo, observando a la gente, viéndoles rezar, ... las horas pasaron volando.
Vi un elefante dentro del templo que se dedicaba a bendecir a la gente tocándoles con la trompa la cabeza, vi un desfile de monjes precedidos por una vaca sagrada, conocí a una pareja encantadora que no se creían que soy demasiado fea en España como para encontrar marido :), comí arroz charlando con una familia...
Sobre las 13h decidí volverme a Tirupati. En el autobús me quedé dormida como un tronco y al despertarme, una pareja estaba sentada a mi lado. Charle un rato con ellos y al final nos fuimos a tomar un helado juntos a un hotel, me invitaron.
No me apetecía seguir cargando con le macuto y Tirupati no es demasiado interesante. Tirumala estaba a 25km y no me compensaba ir para volver corriendo. Así que esperé en la estación de trenes 3 horas. Estuve tirada en el anden, entre cabezadas -que no cabezazos- terminando el libro que empecé a leer hace 3 meses.
En el tren me percaté de cuan diferente era el cambio de paisaje de Andra Pradesh, mucho más desértico, con el paisaje de Tamil Nadu. Una preciosa puesta de sol me aguardaba.
Al llegar a Chennai, Venkat me recogió en la estación, fuimos en tren hasta su barrio y cogimos la moto para llegar a su casa. Tiene una casa pequeñita, pero muy confortable. Me dí una ducha, me cambié y fuimos a cenar a un restaurante por su primer aniversario de bodas.
Al llegar estaba exhausta, sin querer me quedé dormida y de repente desperté completamente desubicada con la llamada de Zipi diciéndome que ya había aterrizado.
SUNKINDARKNESS