Miércoles, 26/11/2014
Regresé a Granada, a disfrutar una vez más de sus calles bulliciosas, del mercado y de la compañía de Valentín. Poco a poco, cada día aprendiendo algo nuevo de Nicaragua y sus gentes.
Jacuzzi time in the middle of the raining season, leyendo un libro. Ese atardecer desde el campanario de la Iglesia de nuestra Señora de los Mercedes.
Esa sabrosa cena de Frito en el malecón de Granada, el raspadito y los paseos. La flaqueza del tiempo queda atrás.
El volcán Masaya. Sus increíbles guarda parques tan repletos de información. Su increíble caldera emanando azufre constante, la boca del infierno de la antigüedad. Desolación, muerte.
Ese delicioso Bigorón en el Parque Central donde conocí a Sonia que me llevaría a moler cacao.
El volcán Mombacho. Su horrible ascensión por carretera tan lejos de la verdadera naturaleza. Sus increíbles vistas, Granada y las isletas. Resurgimiento, vida.
El mirador de Catarina desde donde se contempla la Laguna de Apoyo, Granada y el lago Nicaragua.
Esa cenita en el mercado de Masaya catando las delicias porcinas del país y los néctares del maíz.
Esa increíble conversación entre tan diversas culturas y generaciones, sintiéndose uno como en casa.
SUNKINDARKNESS