viernes, 26 de febrero de 2016

Resolviendo problemas

Viernes, 26/02/2016

El viaje a Leipzig fue una concatenación de acontecimientos negativos de los que por suerte al final conseguimos salir.

En el aeropuerto de Madrid, recordé olvidarme las entradas de Ludovico en casa. El viaje comenzaba de maravilla. Encontré en mi email el correo de la venta de las entradas, intenté acceder al sitio web, pero todo estaba en Alemán. Una brillante idea se me pasó por la cabeza. Escribí a mi amigo Stephane, alemán, qué me dijo que intentaría por todos los medios de conseguir que pudiésemos disfrutar de ese concierto. Mis compis de piso me hicieron unas fotos a las entradas, lo cual ayudó muchísimo, así al menos sabríamos nuestros asientos.

Todos los aviones fueron con retraso y el tren del aeropuerto hacia Leipzig ya no hacía parada cerca de nuestro hotel, sino que iba directo a la estación central. No habíamos impreso un camino secundario, así pues preguntando a la gente pudimos enteremos de como llegar a nuestro hotel. El tram nos cerro las puertas en las narices, lo que vendría a convertirse la tónica de todos los días consecutivos.

Llegamos a la puerta del hotel a la 1h y, por supuesto, todo estaba escrito en alemán, ningún teléfono estaba anunciado y ni siquiera teníamos ni datos ni red para poder encontrar otra solución. Habíamos ido hasta Mordor, una zona industrial, a ese hotel tan barato, y ahora no podíamos entrar. O volvíamos al centro a vagar por las calles hasta encontrar otro hotel, o dormíamos en la calle, o...

Miré el buzón, parecía que había unas llaves dentro. Algún otro huésped que debía haber hecho el chek-out. Poco a poco, mediante palanca, dí de si el buzón hasta abrirlo por completo. Eureka, la llave nº1 estaba dentro. Abrimos la segunda puerta, nos paseamos por todo el hotel. En ese sector no había puerta nº1. En cambio tras la primera puerta sí. Abrimos... había alguien durmiendo. Las llaves no habrían otras habitaciones, pero sí la recepción. Ni un alma. La llave nº12 estaba junto nuestro documento de check-in. No conseguimos ubicar la habitación. El password de internet estaba junto al check-in, accedimos a la información del hotel. Con el teléfono de la recepción intentamos contactar, sin resultado. El mueble con todas las llaves de las habitaciones estaba accesible, así pues cogí las llaves de la habitación nº5 que podría estar vacía, Lo estaba. La llave nº1 la volvimos a dejar en el buzón, tras haberlo devuelto a su estado inicial. La llave nº5 la dejamos en el mueble de la recepción. Todo tal y como sino hubiese pasado nadie. No había cámaras. A las 2h estaba calentita en la cama y lista para dormir de polizón en un hotel donde tenía una reserva, pero en el que había accedido ilegalmente. No tengo conciencia.

A las 7h50 nos levantamos, recogimos todo el cuarto para que pareciese que no había habido delito. Bajamos a la recepción sin que nadie nos viera. Hicimos el check-in.

Stephane por su parte, habló con la compañía de venta de tickets, que dijo que no podía hacer nada. Tal fue su perseverancia, que consiguió contactar con la organización del concierto, con la responsable de seguridad. Ella se encargaría de que todo el mundo supiese que había dos españoles que habían olvidado sus tickets en casa, para dejarnos acceder.

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