Buscando un cambio de 180º he aquí que me fui a la India. Empecé a perderme por el mundo y creo que ya debe ser vicio. Sígueme si quieres ver a donde me lleva esta aventura.
Hace unos días, Enric vio a unos chicos que andaban merodeando por uno de los jardines de las casas españolas... les preguntó que hacían allí, y dijeron que querían Nilu (Agua). Alrededor había miles de botellas de agua pero no cogieron ninguna.
Hoy Olatz se ha encontrado con uno de esos chiquillos en su cuarto. Le ha enganchado por el brazo y ha llamado a los de seguridad, el otro se fue pedaleando velozmente con la bici.
El niño hizó un amago de echarse a llorar al ver entrar a
Enric. Los de seguridad le han echó varias preguntas: el colegio al que
va, por qué no estaba allí, qué hacia en la casa... El colegio es el
mismo que el del uniforme que vimos, pero sin pruebas no se puede hacer
nada.
Amanda opina a un 90% que ese fue el niño que anduvo por nuestras casas el día en que me robaron la cámara. La cámara, el Mp3, el iPod y el móvil seguramente fueron vendidos ya, no creo que haya manera de recuperarlos. Mi duda es qué les pasara a estos chicos, no han sido pillados con las manos en la masa, pero está claro que son ellos.
Después de 3 semanas sedentarias sin movernos más allá de Anantapur y Bathalapalli, por fin volvimos a las andadas de conocer la región. Contratamos un coche para ir hasta el lago de Penakacherla, y a la vuelta ver el Iskon Temple, o comúnmente conocido como el templo de los caballos.
Nos levantamos prontito y sobre las 8h30 una ensalada de tomate y ajitos estaba preparada en un taper, pan de molde, un fuet, 10 lonchas de salchichón de un euro que algún rata había traído, unas latas de sardinillas y algo de fruta, todo empacado para nuestro picnic.
A las 9h30 debía pasarnos a recoger por casa el chofer. Entre el desayuno, ver los vídeos, frikis que me dedico a hacer y me mantienen ocupada, las risas y las charlas... no nos dimos cuenta que el coche llevaba una hora de retraso. Nos pusimos a buscarlo, y justo cuando estábamos apunto de contratar otro, lo encontramos al lado de la valla de entrada del campus.
Al fin a las 11h salimos hacia a Anantapur a recoger al resto de los integrantes de nuestra excursión. Tampoco estaban donde debían, o sí, pero no les vimos. Pasamos más de media hora buscándoles, y ellos media hora esperando en el sitio acordado camuflados por la marubunta de indios que se les había formado alrededor, es lo que tiene la India.
De camino al lago paramos a comprar una cervezas, y ya en el coche nos animamos a abrir un par.
Al llegar al lago, el sol de medio día quemaba nuestros blanquecinos cuerpos... notaba como empezaban a calentarse mis hombros a picar, mientras cargaba con las cervezas hacia la Isla Escorpión donde acamparíamos el resto del día, debía haberme puesto al crema en casa. Ni una sombra en ningún lugar.
Una vez depositadas nuestras pertenencias, nos dimos un super zapuzón refrescante. Salimos del agua, nos secamos, nos pusimos crema y abrimos una tras otra las pocas cervezas que habíamos llevado (no eran pocas, se nos hicieron pocas) . Cantamos, bailamos, reímos... Cuando la ultima cerveza se hubo acabado, comimos... al final resulto que todo estaba riquísimo, incluso la ensalada tan caliente que parecía sopa.
Después de la comida cada uno se puso a lo suyo. Enric y Amanda con los malabares, Olatz, Eider y Germán a dormir, Marc a sacar fotos y yo a leer sobre el senderismo en Nepal.
Nuevo chapuzón, y cuando los indios empezaron a rodearnos decidimos irnos.
A la vuelta volvimos a parar a comprar cervezas :) , porque así somos. Y por supuesto, abrimos otro par. Me puse a hablar un ratito con Marc en catalán, y bueno que decir tiene que empezaba a mezclarlo con el francés todo el rato. No percibí el tiempo, de repente ya estábamos en el templo de los caballos.
El templo de los caballos está formado por 4 caballos del tamaño de una pirámide de paquidermos, y un edificio con forma de carro, todo ello de color rosa. El interior del templo sólo tiene destacable el techo formado con representaciones de la mitología hindú. Nos dimos un agradable paseo alrededor y nos encaminamos hacia Anantapur donde dejamos a Marc y Germán.
Al llegar a Bathalapalli nos sentamos en la terraza de nuevo, y terminamos el día de la misma manera que lo empezamos... sólo que en vez de café eran cervezas, y en vez de cereales eran delicias varias españolas con alguna exquisitez culinaria India. Risas, charlas muy sustanciales, música...
El fin de semana pasado se hizo un homenaje a una de las cooperantes, Crisitina Ramón, que lleva 12 años con la fundación, la mayor parte del tiempo en Anantapur. Algunos voluntarios hicieron un teatro cómico destacando las cualidades de Cristina, luego visualizamos una película con el resumen de esos 12 años, y al final, cenamos todos juntos. Se destacó lo altruista que es, su especial compromiso trabajando 7
días a la semana, lo estrecho de sus lazos con Vicente y Ana Ferrer. Fue muy emotivo. Nos hizo reflexionar sobre nuestra implicación con la RDT.
Una nueva voluntaria llegó unos días antes, estuvo visitando proyectos y también fue a la fiesta de Cristina. Ella es doctora de medicina interna. Seria mi nueva compañera de piso y la sustituta de Olatz en las urgencias del hospital Bathalapalli. La recibimos como es típico de Batahalapalli, con los brazos abiertos, esperando que se integrase en el grupo. Unos vienen, otros se van. Fredi el clown se iría al día siguiente y le echaríamos mucho de menos.
Es fácil reconocer a un recién llegado que estará más de un mes: cara de miedo, dudas a montón (sobre su capacidad de ayudar), observador, sociable, energía desbordante, ojos radiantes... Ella no se ajustaba a este perfil.
No sé muy bien que es lo que se debió pactar en España sobre su trabajo aquí, pero casi todos tenemos una idea tan abstracta sobre lo que será nuestro trabajo que al final nos amoldamos a lo que sea. Venimos a colaborar en los proyectos de desarrollo de la RDT, a hacer lo que podamos durante un corto periodo de tiempo, y así ayudar a los indios de esta región. Hay muchas maneras de percibir la realidad que te rodea. Yo prefiero pensar que he venido a colaborar con una ONG que amplifica mi pequeña aportación llegando así a millones, antes que pensar que estoy trabajando de manera gratuita para una empresa que gestiona millones de rupias y que sólo llega a unos pocos seleccionados. Me desvío del tema, pero creo que es importante para poneros en situación sobre las maneras de percibir nuestra realidad diaria.
Olatz y ella se estuvieron mandando emails antes de que viniese, y la informó sobre el trabajo que habría de realizar: medicina hospitalaria, urgencias, guardias... Olatz se sentía afortunada de poder compartir su día a día con otra persona que además parecía bastante simpática.
Ella en Anantapur, antes de llegar a Bathalapalli, ya dijo que no le gustaba la medicina hospitalaria. Ella quería, o bien hacer campañas en las zonas rurales diagnosticando la lepra, o bien irse a un ambulatorio en algún lugar rural y tratar a la gente de allí, esto implicaría para la fundación ponerla un traductor (mejor español-telugu que inglés-telugu), un chofer y crear un nuevo proyecto para ella. Bouche bée (boca abierta) ante lo descabellado de intentar que sea la RDT quien se adapte a ti, y no tú a la RDT. Bouche bée ante no adaptarse a una organización que lleva 50 años en la India y sabe cuales son las necesidades primarias de los indios en esta región. Bouche bée ante la idea de que un voluntario de prioridad a sus preferencias laborales antes que ayudar donde se le requiera. No alcanzo a comprender como alguien que tiene el don de sanar, se pueda negar a hacerlo en este lugar.
Al fin vino a Bathalapalli, por supuesto con su idea de que no quería hacer hospitalaria... así que no le gustó (¿lo intentó?), y empezó a mover hilos para irse al campo. Habló con todo aquel que pudo que la pudiese ayudar. Al principio la gente se tomó esto como una actitud muy egoista por su parte, luego decidieron ayudarla en lo posible, y al final se cansaron de su actitud.
No llegamos a entenderla, no pudimos comprender sus motivaciones. Sentíamos lastima por ella, por lo mal que lo estaba pasando y la incapacidad de nosotros para ayudarla. A Olatz y a mi nos afectaba la negatividad que emanaba, su tristeza, su manera de percibir la colaboración tan diferente a la nuestra... creo que ella me dió pie para decirle lo que pensaba, puede que precipitase las cosas y por ello se marchara. Sinceramente creo que su lugar no estaba aquí, que ninguno de nosotros creía que su lugar fuese éste. Quizás con una organización más pequeña en un país menos desarrollado, no lo sé.
Es curioso como se le puede haber pasado por alto a la coordinadora de medicina un perfil tan problemático. Es curioso como se diferenciaba Cristina de ella, y de Olatz, y de mi.
Los Reyes Magos no vinieron el día 5 por la noche como se supone que es normal, sino que lo hicieron la noche del día 6, puesto que aquí en la India las cosas tienden a retrasarse lo vi normal. Fue fantástico levantarse y ver que todo lo que había pedido se había materializado de la noche a la mañana: 9 latas de atún, 2 de mejillones, 3 de anchoas y 2 de chipirones (qué raro, yo había pedido calamares). Además me trajeron una cámara digital :) .
Justamente llevaba unos días pocha del estomago, así que aproveché para abrirme una lata de atún y mezclarlo con el arroz blanco, más insulso a cada día que pasa dada mi nueva dieta de plátanos y arroz.
A pesar de estar malucha el sábado 7 nos reunimos algunos voluntarios en el Okati Campus, fuimos a Anantapur y recogimos unas bicicletas que teníamos reservadas. Condujimos en mitad del tráfico infernal (muy divertida la inmersión en la jungla) hasta la estación de autobuses . Allí nos juntamos con otros voluntarios.
Esperamos un rato a que llegase un autobús que nos llevase a Kalyandurg. La gente no paraba de mirarnos sin las bicis lo hubiesen hecho igual, pero creo que les desconcertaba. Al llegar un autobús los indios empezaron a subir a éste en marcha y no tuvimos tiempo para abordarlo. Por suerte llegó otro en pocos minutos. Unos indios muy simpáticos nos subieron las bicis a las bacas.
Después de 1h en autobús llegamos a Kalyandurg. Guardamos las bicicletas en el gimnasio, dejamos las mochilas en los cuartos y cenamos. La cena fue de primera calidad y me pusé las botas, ahora caigo que igual fue precisamente abusar tanto lo que me haría levantarme unas 10 veces al baño esa noche y apenas dormir por los calambres en el estomago. Dormimos 5 en el cuarto, 4 chicas en dos camas que juntamos y el pobre Germán en una esterilla en el suelo, creo que no les toqué demasiado las narices con mis visitas al baño.
Al día siguiente por la mañana, quería llorar de lo que me dolía la tripa. Mikel, 'el drogas', farmacéutico, me dió un paracetamol y medio, 2 fortasecs y 1 Omeprazole. Desayuné sólo un plátano, y aunque no las llevaba todas conmigo decidí arriesgarme a hacer unos pocos kilómetros en bici, y si eso mas tarde abordar un autobús o camión hasta Anantapur. Pues bien, el dolor de tripa desapareció pronto e hice 20km como si nada... llegando la ultima del pelotón claro :P , al área de descanso.
El paisaje era magnifico, y el grupo nos lo estábamos pasando de miedo.
Paramos unos pocos minutos y nos dispusimos a seguir. Hubo tres repechos que me dejaron doblada, mis rodillas empezaban a pincharme, a palpitarme, en cada subida. Decidí dejarlo, llevaba rato la última y Marçal y Fredi se estaban quedando atrás conmigo por no dejarme sola. Bueno, pues se les ocurrió la genialidad de unir sus bicis a la mía con una cuerda y así tirar de mi en las cuestas arriba. La verdad es que iba encantada. En las planicies íbamos los tres a la par y en las cuestas arriba, mis rodillas tiraban lo que podían y Fredi y Marçal hacían el resto por mi. Así llegamos de nuevo los últimos a la parada técnica del kilómetro 30, todos los voluntarios fliparon al vernos llegar así :) .
Salimos los últimos, pero llegamos los primeros al kilómetro 40. Ya solo nos quedaban 20Km más. La gente empezaba a desfondarse, y el sol se convirtió en una bola de fuego abrasadora. Sufrí los últimos 15 kilómetros. Mi tripa volvía a jugarme malas pasadas, tenía los labios resecos y empecé a sentirme tan agotada que hasta en las planicies tenían que tirar de mi. Y sólo un pensamiento se me pasaba por la mente: 'cogete un ricksaw y vete a casa'. Pero, ¿cómo puedes llegar después de 25 kilómetros a los chicos que te han estado apoyando y animando y decirles que renuncias? Así que seguí ahí, dejando que me arrastarán por la India. Viendo a las motos, ricksaws y coches flipar con nuestras tres bicis atadas por una cuerda. A 8Km de Anantapur me caí. Lógico, llevaba rato con concentración 0. Había tenido 2 avisos de falta de concentración con la bici, y al tercero voy me piño. Lo peor es que yo pensaba que si pasaba otra vez esta vez me llevaría a Fredi y Marçal al suelo. Así que decidí soltar la cuerda, pero enseguida vinieron y me convencieron de volver a atarla. A la entrada de la jungla de Anantapur nos desatamos, fuimos andando un rato y luego ya pedaleamos de nuevo separados. Hasta llegar al local que nos alquiló las bicis. No podía ni hablar, fui a comprar agua y mientras llegaron el resto de voluntarios. Fuimos al campus 1 en ricksaw y al bajarnos una pancarta de Finisk nos aguardaba.
2h30 pedaleando. 3h hasta llegar a Anantapur. 60Km. 13 personas. No me lo podía creer. No podía hablar, sólo quería echarme a dormir.
Al entrar en la cantina, había vasos de limonada para todos junto a unos timbres de bici :) . Una ducha, media hora de siesta y comer me reconstituyeron lo suficiente como para poder empezar a intercambiar algunas palabras.
Los regalos del amigo invisible estaban apiñados en una mesa esperando abrirse. Todo el mundo atacó y se abrieron los regalos al mismo tiempo. Observé a Amanda mientras abría el regalo que yo había preparado. ¡Qué divertido verla sacar pañuelos de la caja sin encontrar nada de valor dentro!. Abrí el mío. Un quemador de incienso, incienso y un lungi negro. ¡Genial!, quería uno. De nuevo siesta y desperté como nueva aunque de nuevo con el estomago destrozado. Jugué un rato al frisby, y localicé a mis batalapeños :) . Cenamos y de lo mal que me empecé a sentir no me atreví a volver a Bathalapalli. Vi Amelie con Germán y a dormir.
Hoy he sufrido un motín en toda regla. Lo veía venir desde ayer.
Chitra, la jefa del departamento de IT, mujer del director del hospital, que solamente es jefa del departamento por estar casada con Kannan, ni siquiera llega a por ser catalogada como Jr.
Swaroop, un tío inteligente, intuitivo, al que se le pueden escapar las cosas más obvias... pero que en líneas generales tiene una manera de pensar que me gusta. Es un vago redomado, y un terco de cojones.
Narsi, es un mosquita muerta. Su único objetivo es escabullirse de currar.
Hace tres semanas tomamos la decisión de hacer particiones en la base de datos dependiendo del sexo, lo cual haría que las consultas fuesen el 'doble' de rápidas. Todo el mundo estaba de acuerdo. Les dije que tendríamos que trabajar mucho, pero aún así parecían motivados. En estas tres semanas Chitra y yo empezamos a implantar la solución.
Ayer llegué al trabajo y me dice Chitra que a Swaroop y a Narsi no les convence la solución que estamos implantando. La contesté que o bien hacemos cambios, o bien no los hacemos, y que si no los hacemos estoy perdiendo el tiempo y que sería mejor volverme a España.
Esta mañana Chitra me dice que Swaroop y Narsi quieren hablar conmigo. Contesto bien alto, ya que estaban todos delante, que hablen conmigo cuando quieran porque estoy aquí. Dos horas más tarde aún no me habían dirigido la palabra, y les he tenido que llamar la atención para que hablasen conmigo.
Swaroop me ha dicho que no les convencía mi solución, y que Chitra no se atrevía a decírmelo. La solución era perfecta, pero no se podía implantar en este hospital. ¿Por qué? - pregunto. Contestan que es mucho trabajo. Les he preguntado que otras soluciones tenían en mente y sólo han contestado autenticas memeces. Les he dicho que no estaba de acuerdo con las soluciones que me estaban dando. Les he agradecido que al menos me dijesen ahora que no querían currar en eso y no mucho mas tarde, porque ya había perdido tres semanas haciendo cosas que no estaban dispuestos a seguir desarrollando.
Les he preguntado que querían hacer, no han contestado, les he ido enumerando una lista de cosas e iban diciendo a todo que sí, excepto a lo de la partición.
Lo mas cojonudo del asunto es que Swaroop era quien llevaba la voz cantante, un subordinado de Chitra me decía que no se va a seguir el camino que habíamos tomando. No puede ser que sea un subordinado quien tome las decisiones, debería ser el jefe. Todo va al revés aquí.
Hemos dividido el trabajo, y les he dicho el plan de trabajo que íbamos a seguir. Se han quedado flipando cuando les he dicho que iban a tener que hacer ellos lo que yo estaba haciendo hasta hace 2 días. Me han dicho que lo hiciera yo, les he contestado que no, que lo hagan ellos. Yo les doy las pautas, les veo como lo hacen y les corrigo. Han insistido en que era mejor que lo hiciese yo. Yo les he contestado que quería que aprendieran puesto que no tengo claro cuando tiempo más voy a estar aquí. Se han quedado con la boca abierta.
Hace dos semanas tenia claro que me motivaba la solución que estábamos desarrollando, que tendría una continuidad aquí, y que me quedaría el tiempo suficiente como para que se implantase. Hoy todo se ha ido al garete.
He hablado con el director del hospital, le he dicho que su mujer no ejerce como jefa del departamento y que eso hace que todo vaya como el pito de un sereno. Me ha dicho que yo soy la jefa del departamento, y que si tengo que despedir a alguien que lo haga. No voy a ejercer como jefa, sino como co-jefa.
He hablado con Chitra, la he regañado por no ser franca conmigo, con no imponerse delante de sus subordinados. Hemos llegado a la conclusión que seguiremos adelante con lo de las particiones, con alguna pequeña variante.
El jueves 30 de Diciembre nos reunimos aquellos que somos caviar + 1: en total eramos diez. Al día siguiente se nos unirían tres integrantes más. Mochilas preparadas, un entusiasmo desbordante, nuestro niño interior desatándose. Vimos un capítulo de Misfits, y cuando el sueño se apoderaba de nosotros salimos en dirección a la estación.
El tren llegó con retraso, cómo no, pero la espera tomando chai fue muy amena . Me sorprendió ver la calidad de los trenes indios, me esperaba algo tercer mundista y digamos que progresan adecuadamente. Con una simple sabana bajera, y otra superior para aislarte de los mosquitos elefante, puedes dormir muy cómodo. No sé como será en verano, debo añadir, quizás te ases de calor.
Llegamos a Hospet a las 7h de la mañana, nos disgregamos en dos rickshaws y media hora más tarde estábamos reunidos de nuevo en Hampi.
Eider y yo bajamos de dos en dos los peldaños de las escaleras que conducían a la orilla del río. Estaban bañando a la elefanta. Era el primer paquidermo que veíamos en la India, y estábamos embobados como niños.
Cruzamos el río en dirección al hostal: Funky Monkey (el primero a la izquierda). Tenía unas vistas maravillosas al río, una zona chill out muy guapa, y no tanta gente hospedada como para agobiarse. Desayunamos y alquilamos unos ciclomotores para ir a visitar el templo de los monos.
Hacía ya algún tiempo que no cogía la moto, y bueno me 'motivé' muchísimo conduciendo por los caminos de Hampi. Ja, ja... andaba demasiado eufórica, diría yo, para lo que realmente era, puesto que no pude ir a mas de 50km/h. ¡Fue super divertido!
A la llegada al templo de los monos compramos unos plátanos para dárselos de comer en la cima. Me colgué la bolsa de la riñonera y empezamos a subir los 572 escalones, a la mitad del camino veo a un mono con cara de vaca india - teoría que tengo sobre que las vacas indias tienen un semblante mucho mas espabilado que las europeas- que me arranca la bolsa con los plátanos. Me asusté lo suficiente como para pegar un chillido, no será el último de esta narración. Mis compis recuperaron los plátanos.
Una vez arriba las vistas eran increíbles. Los arrozales, los plataneros, las piedras caídas del cielo... menudo vista panorámica. Nos sentamos para meditar cada uno individualmente, y nos quedamos todos dormidos encima de las rocas al lado de los riscos.
De nuevo cabalgamos nuestras burras, y nos dirigimos a comer al Laughing Buddha. Unas birras para celebrar nuestra llegada a Hampi, comida rica, conversación amena... y lo que no ha faltado durante todo el viaje han sido muchas risas.
Mucho mas tarde, cuando por fin conseguimos escapar del bienestar del Laughing Buddha, algunos cogimos las motillos y nos fuimos a bañar al lago. Nos estuvo chispeando todo el camino de ida, pero al llegar como por arte de magia dejo de llover. Disfrutamos del precioso lago solos, sin nadie alrededor. Había un salto divertido hasta el lago.
A la vuelta al Funky Monkey, la noche era cerrada y la luz de los ciclomotores apenas alumbraba el camino. Tan cansados estábamos que nos quedamos a cenar allí mismo. Por la noche sesión de risas patrocinadas por María.
Tuvimos algunos pequeños problemas de asignación de parejas y cuartos para dormir, había gente que quería fumar el ultimo piti en la cama, otros que no querían dormir chico-chica. Pero tuve la suerte de salir airosa de la situación. Amanda y yo dormimos perfectamente juntas.
El ultimo día del ano amanecí un poco cansada. Después de un té de limón y un croissant ya estaba con plena energía. Cruzamos el río y nos fuimos a ver templos, tardamos al menos una hora en llegar hasta ellos, nos parábamos a ver tiendas cada segundo.
Pasearse entre templos en ruinas te llevaba a pensar como debía de ser la época de esplendor de aquel lugar. Las columnas con miles de relieves maravillosos, la arquitectura tan diferente a cualquier cosa vista antes... te trasladan.
A la hora de comer, nos disgregamos. Unos a comer, otros a hacer shopping. El gen X atacó, y me compré algunos trapitos bastante bonitos. Comimos entre juerga en un thailandés, y grabamos un stop motion con Chusma.
Chusma acompaña a Fredi el clown en su viaje en la India, y todos la queremos como si fuese nuestra. La cuidamos, y ella nos cuida. Es lo mejor de cada uno de nosotros.
Hubo un buen rollo fenomenal la última noche del año. Un vaso de sangría, 50 litros de Kingfisher y una compañía inigualable. Entramos en el nuevo año con el sonido de las campanas y tomándonos las uvas con nuestros caseros. ¡Fue muy divertido! Gracias chicos por haberme regalado esta entrada de año.
En Hampi hay toque de queda. Todos los restaurantes deben apagar luces a las 22h30, porque viene la policía. El día 31 el toque de queda era las 21h. De 21h a 23h tuvimos que medir mucho el volumen de nuestra voz, la policía vino pero no nos cazó. Después de las uvas intentamos buscar algún sitio donde bailar, pero a cualquier sitio que íbamos veíamos a la gente de lo más amuermada. Decidimos volvernos al hostal, estuvimos tocando la guitarra y armando barullo.
La resaca del primer día del año fue bastante seria. Al levantarme el
hostal estaba vacío, casi todos los voluntarios se habían ido. La
temperatura se había elevado desmesuradamente hasta alcanzar los 33º,
así que supusimos que se habrían ido al lago con bicis o moto a pegarse
un chapuzón. Alquilamos unos motos y nos encaminamos hacia allí.
Encontramos un sitio sin demasiados indios alrededor donde pegarnos un
chapuzón, y de repente alguien grita: "Ahí hay blancos, anda pero si son
estos". Cuando nosotros llegamos, ellos ya se iban.
Nos metimos en el agua rápidamente y nos zambullimos lo más rápido posible, para que los indios no babeasen más de la cuenta con nuestros cuerpos. Al salir del agua, los chicos nos esperaban con las toallas preparadas para taparnos. Busqué una piedra de difícil acceso y fui a aislarme de la cinquentena de indios que se nos habían agolpado alrededor, poco a poco perdieron el interés y se fueron yendo.
Después de una hora en la que nos dimos un chapuzón, y nos relajamos. Cogimos las motos para reunirnos con los otros voluntarios que se habían ido a comer. Ahí, ya por fin, empecé el año como quería... conduciendo una motillo. Los paisaes de los alrededores de Hampi son preciosos.
Volvimos al hotel, un poco de chill out y cena fuera de casa. Estaba tan cansada que me fui a dormir super pronto.
El día 2, aquellos que queríamos escalar nos fuimos a desayunar a The
Goan Corner para alquilar crash pads y pies de gato. Nos indicaron dondeel camino a seguir y nos dipusimos a hacer Búlder. Al principio lo vi un poco
complicado, pero después de la salida en la que me empujaban un poco el
culete, parecía que mis músculos reaccionaban y ya podía tirar de mi
peso para arriba.
Nos lo pasamos en grande. Todos los que estábamos nos llevamos genial, y el ambiente era super armonioso. Las risas, los ánimos, los aplausos... no paraban en ningún momento.
Bastantes horas más tarde, bajamos hacia el Goan Corner donde nos tomamos el aperitivo: cervezas,queso manchego y jamón.
Nos encontramos con el resto en la otra orilla. Hicimos algunas compritas más para el amigo invisible, nos aprovisionamos de tabaco, y disfrutamos de nuestro último chill out en Hampi.
Nos fuimos tal y como entramos, viendo a la elefanta bañarse en el río. ¿Podría haber una mejor forma de despedirse? Sí, sin sustos... pensé que me pisaba. ¡Estuvimos cómo quisimos!
En el rickshaw, yendo a la estación de tren de Hospet, fuimos cantando canciones acompañadas de la guitarra. Tuvimos un pequeño incidente, nos llevamos el retrovisor de un coche, pero por suerte todos teníamos brazos y piernas dentro de la tartana y no nos pasó nada.
El tren llegó bastante puntual. Germán y yo nos quedamos despiertos todo el trayecto, charlando para que no se nos pasase la estación.
A la llegada al main campus de Anantapur, nos fuimos casi directos a la cama... al día siguiente a currar.