jueves, 5 de abril de 2012

Viajando al norte

Jueves, 05/04/2012

Cogimos una vez más billetes de general, pero nos subimos en los vagones de sleeper. Encontramos una litera de arriba vacía y allí colocamos las mochilas. Sin ventana y con un calor infernal, antes de que el tren saliese hacia su destino, Zipi bajo a comprar algo de comer y una botella de agua.

El tren se puso a andar, Zipi no aparecía... se subió al tren en marcha habiéndose tirado previamente todo el dhal por encima del bañador. Después de 7 horas tortuosas de calor en el que algún sueñecito nos echamos. Llegamos a Gorakphur.

Cenamos y cogimos un bus tortuoso, más pequeño que una lata de sardinas donde no nos entraban ni las piernas ni los traseros en los asientos, y 2 horas más tarde llegamos a la frontera con Nepal.

Cogimos un bicycle-rickshaw que nos llevó primero hasta la frontera India, donde dijeron que fuéramos mañana a hacer los papeles puesto que estaban durmiendo. Así que clandestinamente pasamos la frontera dormimos en Nepal y al día siguiente fuimos a rellenar los formularios. Me dijeron que al haber hecho un voluntariado tendría que tener una carta de registro en la policía, si la tengo no sé donde está. Al final, me dejaron irme a Nepal sin más.

Al llegar al puesto fronterizo nepalí, pagamos nuestra visa en euros y fuimos corriendo al autobús que nos esperaba con destino Kathmandú. Desayunamos, nos subimos a una lata de autobús no mucho más grande que la del día anterior, y yo me desnuqué.

Un ruido de un frenazo, un derrapaje, y Zipi gritando 'Vero, Vero' a la que abría los ojos y veía mi cuerpo sin gravedad dentro del autobús. Volví a abrir los ojos y Zipi me decía hay que salir de aquí. Miré hacía adelante y vi cayendo un montón de gasolina dentro del autobús. Imagenes de explosiones vinieron a mí, todas las películas de Stalone.


Salí del autobús y Zipi me dejó en la cuneta mientras él iba a recuperar mis chanclas y la cámara. El autobús se encontraba en el carril contrario en el sentido contrario al que íbamos y con las ruedas hacia arriba. Zipi empezó a marearse y le senté en la cuneta, decenas de personas se agolparon alrededor de Zipi para saber que le pasaba.
Saqué las pesadas mochilas con ayuda de algunos militares, me dolía muchísimo la espalda y no podía cargar con ellas. A Zipi empezó a dolerle la espalda muchísimo, así que al final se lo dije a un militar y le montaron en una ambulancia. A los primeros que ofrecieron ambulancia para ser trasladados al hospital fue a los blanquitos, nosotros la declinamos en favor de otros que estaban peor, mas al final Zipi fue en el segundo viaje de la ambulancia al hospital que estaba a 10 minutos.

Me pareció increíble la velocidad con la que habían llegado los militares y habían organizado la situación. Tras ver como partía la ambulancia con Zipi sin esperarme, pedí que por favor se parase algún coche para que me llevase al hospital con mi amigo. Enseguida un coche militar nos cogió a Taylor y a mí y nos escoltaron hasta la sala donde estaba Zipi.


Nos hicieron unas radiografías. En las mías no se detectaba nada, sin embargo en las de Zipi se percibía una ligera fractura en la vertebra 11. Serían 6 semanas de reposo aquí o en España, nos dijeron. El doctor y yo nos fumamos un pitillo tranquilamente, me explicó que no deberíamos pagar nada porque la compañía de autobuses se haría cargo de nosotros, que debía contactar con la embajada y que nos referenciaban a un hospital de Kathmandú.

Nos subimos a una ambulancia y hacia Kathmandú. Paramos a tomar un chia y un dhal bat. El monzón empezó en mitad de nuestro trayecto y envueltos en la tormenta llegamos al hospital B&B de Kathmandú.


SUNKINDARKNESS