miércoles, 19 de diciembre de 2012

Pha Tang


Miércoles, 19/12/2012

Llegamos a Wieang Kaen cuando ya había oscurecido, así que Win dijo que seguramente no pudiésemos encontrar ninguna camioneta que nos subiese a la montaña donde se encuentra Pha Tang, el pueblo donde vive Mali, su abuela materna. La verdad es que la situación me desconcertó un poco, pues Win era quien tenía todo el poder de la situación para sacarnos del apuro.

Saqué dedo y conseguí que parase una furgoneta que nos llevó hasta un pueblo donde vivían unos parientes o amigos de Atsawin. Al llegar a su casa, los adornos de navidad adornaban tanto el jardín como el salón. Win charló con ellos y les explicó nuestra intención de subir a la montaña y de repente todo se arreglo en un periquete.


Todos los domingos hacen reunión familiar y cenan juntos, así que nos invitaron a acompañarles. Calabacín relleno de cerdo, tortillas francesas, vegetales de la montaña y arroz. Nos pusimos las botas y luego nos subimos a la parte trasera de la ranchera del primo de Win tapados con mantas y sacos de dormir para cubrirnos del frío y el viento.

Dimos una buena sorpresa a la abuela de Win al aparecer por allí sin avisar y en plena oscuridad. En seguida nos preparó el cuarto de invitados y nos acostamos a muy buena hora.

El lunes nos levantamos muy pronto y salimos a pasear por los alrededores. Visitamos las tierras vecinas y Win me contó cosas de su infancia. Tras tomar un poco el sol en un maizal, volvimos a casa a desayunar y darnos un baño a la antigua usanza, capazos de agua calentada en fuego de madera.

Salí al porche y al ver que Win no proponía hacer nada, decidí coger mis hilos y empezar una nueva pulsera. Al cabo de un rato me preguntó que si quería hacer algo y le dije que me gustaría ir a visitar los alrededores, así que cogimos una vieja moto y subimos hasta Doi Pha Tang a divisar el Mekong que separa Tailandia de Laos. Dimos un paseo por la cresta de varias montañas y decidimos volver.



A la bajada paramos en un local donde hacen pan dulce chino y tomamos un té disfrutando de las vistas. Cuando íbamos hacia casa los niños salieron de la escuela y me quedé con ganas de hacerles unas fotos, así que le dije a Win si podíamos volver al día siguiente.
De vuelta en casa de Mali, terminé mi pulsera y lavé mi ropa a mano. Win preparó vainas de guisantes para cenar, sopa de judías verdes con cerdo y filetes de cerdo rebozados en harina de maíz y huevo.


Salimos a dar un paseo nocturno con la colcha para ver las estrellas. Charla trascendental hasta que nos quedamos fríos y de vuelta a casa Win se puso a moquear. Al día siguiente medio enfermo.

El martes tras el baño y desayuno de rigor, cogimos la moto para bajar hasta el Mekong. Pasamos por una cantidad infinita de pueblos cada uno diferente al anterior y casi ninguno de la misma tribu.

Llegamos a un bonito resort al lado de una playa del Mekong donde la arena brillaba. Dimos un breve paseo pues Atsawin no se encontraba muy bien.

Por la tarde fuimos de nuevo a la cafetería con vistas del pan chino a tomarnos un té y a las 16h30 con la salida de los niños del cole, hice unas cuantas fotos y vídeos. Fuimos a ver la puesta de sol al maizal con unas cervezas que nos habían regalado y al oscurecer a casa a cenar con la familia y así despedirnos.

 
El miércoles a las 6h estábamos en pie, a las 6h30 tenía que pasar el blue cab hasta Chiang Khong, pero no pasó hasta las 7h y a las 9h llegábamos al mercado de la ciudad.  Caminé 2Km hasta la frontera y crucé en barca a Huay Xai. Compré un billete para el slow boat en el muelle, mucho más barato que en las agencias de viaje, y me dispuse a viajar a Luang Prabang para encontrarme con mi tío Roberto. Mali me preparó unas bolsas de plástico con comida como para dos días, así que no tuve que comprar ningún sandwich para el barco.


SUNKINDARKESS