Miércoles, 20/09/2017
Cali fue para mí un cambio de ritmo. Después de un mes en Medellín, romper la rutina, volver a empacar la mochila e ir a explorar resultaba duro. Así pues decidimos ir a una ciudad primero dónde descansar unos pocos días y hacer algo de turismo convencional.
Cali resultó idóneo. Gran ciudad, pero menos desperdigada que Medellín... así pues, podíamos ir andando a todos los lugares y disfrutar de una garantía de saber todo a disponibilidad.
Delicioso paseo por la Iglesia de San Antonio, la estatua de Sebastián De Belalcázar, el museo Caliwood, el río Cali, el museo La Tertulia, el Gato del Río de Tejada -tiene varios acompañantes muy interesantes-, la Iglesia de la Merced, la Iglesia de San Francisco, la plaza de Caicedo, la Iglesia Ermita...
El parque de la retreta tiene gran aforo sobre las 16h-18h, no sólo de humanos... las palomas se dan el gran festín con el maíz que los caleños les ofrecen.
Ricos jugos en casi cualquier lugar de la ciudad, tanto es el calor diurno. Deliciosa gastronomía del pacifico la que sirven en el mercado Alameda.
La loma de la Cruz no es sólo un lugar donde ir por las artesanías, también se puede disfrutar de clases gratuitas de salsa y es un lugar ideal donde cenar un trozo de pizza sin sentirse inseguro en la noche.
SUNKINDARKNESS
