Viernes, 11/04/2014
Quinua prometía ser un remanso de paz en una zona muy rural,
y así fue. Demasiado tranquila, apenas unas pocas personas en las calles o en
la plaza. En vez de poder disfrutar el hallarnos en un lugar remoto, el sucio alojamiento y la falta
de gente nos hizo querer abandonarlo sin apenas haber disfrutado.
Anduvimos hasta el memorial a la independencia peruana y
allí tras sentir la pesadez de lo que hicieron nuestras generaciones pasadas,
anduvimos por la pampa. Enterré el cabello más largo que tuve en mi vida en
formato de una trencita colorida y sin sentido fruto de los últimos momentos
caóticos de la región cuzqueña.
SUNKINDARKNESS