Viernes, 03/05/2013
Llegué a Unawatuna con una nueva amiguita con la que compartiría cuarto. Tras los dos autobuses, agotadas de las 5h de autobús, cogimos un tuc-tuc que nos dejo en el Peacock.
Negociamos el precio de las habitaciones y al final nos decantamos por una directa a la playa, muy grande y chula.
A pesar del sudor y del agotamiento, nos decidimos a andar por la playa y buscar un restaurante y un pescado perfectos. Compartimos un pescado de coral bastante rico, cocinado con alguna salsita de ajo, y unas gambas gigantes.
Dado el agotamiento me fui directa a la ducha y traté de leer un poco, pero se me cerraban los ojos.
El jueves, el sol amaneció ardiente... día relajado a la sombrita de la terraza y charlitas variadas con Souaad.
Por la noche, tras sacar dinero, fuimos al Kingfisher, un bar con mucho estilo y con un precioso bar playero. Nos tomamos una cerveza y nos invitaron a cenar un grupo de viejetes australianos que celebraban un cumpleaños, así pues nos pusimos como el kiko.
Tras un par de cervezas más, me separé del grupo y me quedé relajada en mi terracita. El dueño de la guest house, vino con un par de cervezas y una caja de pitillos, estuvimos de palique un ratazo.
El viernes amaneció nublado y mi espíritu también, necesitaba compañía... me acerqué a un chico en la playa, Ralph, y tras un rato decidimos ir a Mirissa juntos.
Salimos a la carretera principal y cogimos el autobús.
SUNKINDARKNESS