Domingo, 07/07/2013
El viaje de Leh a Srinagar fue bastante
confortable. La carretera, cual autopista comparada con aquella de
Manali a Leh, discurría primero en el valle del Indo, luego en el
desierto, luego en una zona con desprendimientos donde vimos un jeep
accidentado al que le había caído una gran roca encima, para luego
oscurecerse y no ver más el paisaje, sólo aquél que iluminaban los
faros del confortable minibus.
En el mini autobús iba el chico suizo que conocí de Manali a Leh, Cyrill; un jovencito australiano con una sonrisa de complicidad encantadora, Rory; un chico austriaco algo cínico, Michael; a parte de un grupo de sur coreanos y de singapurienses. Paramos para cenar en algún punto del camino antes de llegar a Kargil y de 2h a 4h nuestro autobús se detuvo en un puerto de montaña hasta que nos permitieron volver a circular.
Al despertar a 100Km de Srinagar, el
paisaje se había vuelto completamente verde. Cyrill decía que se
parecía muchísimo a las montañas de Suiza. Pequeñas cabañas
pintadas en rojo y de techo triangular en medio de un valle verde con
algunas ovejas en las cercanías, todo junto a un fantástico río.
Al llegar a Srinagar una jauría de
indios nos estaba esperando para intentar llevarnos a sus House Boats
(HB), no quisimos irnos con ninguno, pero aún así hubo uno muy
persistente que nos siguió a desayunar. Al final cogimos una góndola
que nos llevó a dar una vuelta por los HB y así encontramos Green
View, un fantástico HB con un jardincito en medio de una zona super
tranquila.
Desayunamos en el precioso jardín
verde mientras un desfile de barcas se acercaban para que compráramos
sus productos. El florista y el frutero fueron a los únicos que
hicimos algo de caso. Tras pasar casi toda la mañana en el jardín
descansando, cruzamos en barca hasta la orilla y buscamos algún
sitio para comer. Comimos rica comida india y nos metimos por las
callejuelas cercanas para acabar sumidos en un Srinagar plagado de
casitas bonitas, gente sonriente, canales y completamente desorientados.
De vuelta en la carretera principal no fue tan difícil llegar hasta nuestra HB. Vimos la puesta de sol, cenamos, charlamos, bebimos té de Cachemir (azafrán, cardamomos y clavo).
Acabamos dando un paseo por nuestro canal, Rory el gondolero remaba alegremente entre las preciosas luces de las casas barco.
El jueves Rory y yo nos levantamos algo tarde, el resto de chicos ya habían desayunado. Nos tomamos la mañana con calma hasta que en algún punto alguien tuvo la suficiente energía como para instar a moverse al resto.
Rory, Ciryl y yo nos fuimos a explorar la old town hasta llegar a la mezquita del mercado. Comimos unas samosas cerca y luego visitamos el lugar de culto. Para entrar me dieron una casaca gris y un pañuelo para cubrir mi pelo. Cual fantasma y bajo un calor sofocante recorrí por primera vez en mi vida una mezquita.
De la mezquita anduvimos hasta el
Fuerte, por el camino un grupo de niños se puso a seguirnos, ¡tan monos! y los halcones dormitaban en los alrededores.
No era posible visitar el Fuerte pues está ocupado por la policía militar, sin embargo visitamos la mezquita cercana. En ésta no me dieron ropas, así que anduve por la zona exterior sólo para cruzar su patio. Esperando a que los chicos me trajesen las zapatillas, alguien me tiró una piedra (Stoned in a Mosque). Decidí irme a esperar cerca de los niños.
Al salir de la mezquita, fuimos a ver las ruinas de otra cercana. Para acabar volviéndonos a perder por las calles de Srinagar hasta alcanzar la calle principal desde donde sí supimos orientarnos.
Al llegar a Green View, Michael estaba
con su amigo Mark de Inglaterra, él sería nuestra nueva
incorporación al grupo.
Tras la noche y la puesta de sol, vino
la cena, el té y las cervezas. Tan a gusto estábamos charlando que
nos dieron las 3h.
El viernes tocó madrugar pues habíamos
organizado un tour en góndola por el lago. Navegamos entre canales de
la vieja ciudad, fábricas, plantas de loto y islas. Pasamos por
debajo de un puente en el que nos estaba esperando el “Delicous
Man” que con una elegante introducción nos enseñó su preciada
mercancía y acabamos todos con una galleta de miel por cabeza.
Paramos a tomarnos un chai en una islita y luego nuestro gondolero nos llevó a la mezquita blanca, donde tienen un pelo del profeta Mohamed. Allí gentilmente un hombre tras otro me fueron indicando que me fuese poniendo cada vez más ropa hasta que al final me sentí tan estúpida que decidí marcharme.
Paramos a tomarnos un chai en una islita y luego nuestro gondolero nos llevó a la mezquita blanca, donde tienen un pelo del profeta Mohamed. Allí gentilmente un hombre tras otro me fueron indicando que me fuese poniendo cada vez más ropa hasta que al final me sentí tan estúpida que decidí marcharme.
De vuelta al lago iríamos hasta los jardines de Shalimar Bagh, comimos y entramos, resultaron ser un oasis ante el agobiante calor. Los chicos se bañaban en calzoncillos, mientras que las chicas sofocadas por el calor y con mirada envidiosa se sentaban en el césped.
No me importó atraer la atención de
la mayoría metiéndome yo también en la fuente con la ropa puesta a
pesar de llevar el bikini debajo. El agua fresquita sentaba
estupendamente a la piel.
Después de unos helados, volvimos a la barca y el barquero nos cruzó un arco de piedra y en una zona poco pantanosa del lago nos sumergimos en las frescas aguas. Pasaríamos cercanos a la isla de plata, para acabar en el mercado y luego en la avenida principal de las HB. Compramos unas cervezas y volvimos a casa.
Tras las duchas, la cena, el intercambio de fotos y alguna cerveza vino el momento de despedirnos, tras el maravilloso día el grupo se iba a separar y cada uno iba a tirar por su camino. Sin embargo, al final algunos decidimos seguir juntos un día más.
El sábado me levanté al desayuno de
despedida de Cyrill, pasé la jornada tumbada charlando con Rory en el jardín, salimos a comer y darnos un paseo, volvimos a nuestro jardín para acabar la tarde tomándonos cervezas hasta la llegada de la cena. La conversación fue esta vez tan amena como las precedentes, discutiendo de quien es el macho alfa del grupo. Los chicos decían que si no fuera mujer yo tenía todas las de ganar.
El día 7 por la mañana desayunamos
todos juntos, pero esta vez los que nos despedimos fuimos Rory y yo.
Con la barca Michael y Mark nos dejaron en el rickshaw que nos
acercaría a la estación de autobuses para ir a Amritsar.
SUNKINDARKNESS