Sábado, 03/11/12
Llegué a Shangri-La después de 48h de transportes desde Macao: autobús hasta la frontera con China, autobús hasta Guangzhou, 25h de tren hasta Kunming, autobús hasta la estación oeste de autobuses de Kunming, 12h de autobús sleeper hasta Shangri-La. Podría parecer largo, tedioso o aburrido, y sin embargo fue relajante, pude descansar del desgaste energético de levantarme pronto y acostarme tarde de Hong Kong y Macao.Al llegar a Shangri-La sin haber organizado nada, sin tener el contacto de ningún couchsurfer, me sentí desorientada, así que cogí un taxi hasta un international hostel del que me habían dado las señas. Al llegar allí, dos chicas occidentales estaban desayunando, tras pedir una cama me junté con ellas para recabar información sobre la zona.
Jannike me invitó a acompañarla a comer y allí nos encontramos con una pareja de ingleses, Steve y Leanne. Era el cumpleaños de él y me invitaron a la cena que iban a hacer en el restaurante un amigo suyo. Me fui a dar un paseo por el casco viejo de Shangri-La y cuando quise sacar una foto la cámara no se encendió, por lo visto las baterías pierden su efectividad con el frío y la mía decidió morir de mal de altura. Continuo paseando y admirando los pequeños comercios de la zona y cuando cae la noche corro al hostal para abrigarme, pues el ardiente sol a desaparecido para dejar paso a unas gélidas temperaturas. Al salir a las 19h a la calle, en la plaza principal la gente baila en corro canciones tibetanas. Tras media hora de contemplación (embobada) de tan curiosa forma de bailar, voy al Tantra Restaurant donde he quedado con los otros.
El restaurante Tantra pertenece a Ricardo un chileno que lleva dos años viviendo en Shangri-La y que ha decido montar un negocio. No hablamos ni tres palabras cuando ya me ha ofrecido quedarme en su casa para el resto de mi estancia. Nos saca de picar y ni siquiera pedimos de la carta, nos saca lo que él quiere, y todo está riquísimo. El Pisco chileno va bajando de la botella para llenar nuestros estómagos y es quizás ante tan buen ambiente que propongo cocinar al día siguiente.
El lunes Ricardo me recoge en el hostal, me acerca a su casa para dejar mis escasas pertenencias y me lleva a buscar una batería para mi cámara de fotos. Tras chequear los precios en varios sitios, vamos al mercado central a desayunar y comprar los ingredientes para la cena que prepararé esa noche. Luego me lleva al old town y recorremos calles menos turísticas para encontrar varias organizaciones que colaboran en el desarrollo de Shangri-La: una escuela para huerfanos, varias tiendas de handicrafs, una biblioteca con algún ordenador, una granja de miel, una quesería, una ebanistería... Me quedo anonadada con la perspectiva de poder colaborar en algún tipo de voluntariado en la zona y mi mente se dispara en mil direcciones.
Quedo con Jannike para ir a ver la Ganden Sumtseling Gompa. Cogemos el autobús nº 3 que nos deja en la entrada donde deberíamos pagar 100 yuanes para poder acceder, y en vez de eso vamos por las laderas izquierdas de la montaña entre los árboles para poder esquivar el control de acceso. Tras 5min andando encontramos un muro y detrás de él podemos ver la Gompa que resulta ser espectacular. A pesar de que podemos saltar el muro nos vale con contemplar su belleza en la distancia.
Volvemos al centro, damos un pequeño paseo por el mercado de nuevo y luego me voy a casa a preparar la cena. A las 20h30 viene Ricardo a buscarme y con casi todo el menu listo vamos a su restaurante a encontrarnos con los otros y a terminar cocinar, que para variar consistirá en tortilla de patatas, creo que he hecho más tortillas de patatas en China que en el resto de mi vida. La tortilla queda hecha un auténtico desastre, se pega una y otra vez a la sartén.
Tras hacer esperar una hora aún a los comensales el menú está listo para degustación. Vinito chileno, ensalada chilena, ensalada de huevo cocido con tomate, champiñones al ajillo, tortilla/revuelto de patatas y la guinda del pastel consiste en arroz con leche. Todo el mundo queda super agradecido por tan sencilla cena.
El martes tras un super desayuno de té, muesli con yogurt, pan con mantequilla y miel, pan con mantequilla y mermelada de rosas, pan con queso parmesano derretido y salami, pongo al día el blog, me pego una ducha que calienta mi frío cuerpo y me doy un paseo por old town. A las 16h quedo con Ricky para ir con su motillo eléctrica a la falda de las montañas a ver las tupas, visitar un pueblecito y dar chuches a los niños.
Tomándonos una cervecita admiramos los yaks y escuchamos sus muji-gruñidos. Cogemos la motillo de vuelta a casa y nos quedamos sin batería, así que me toca subir la cuesta con ella como si de un mono patín se tratase.
Tras calentarme en el restaurante de Ricardo, voy a la plaza a ver a la gente bailar. Es el momento más mágico del día. Allí conozco a cuatro recién llegados que me preguntan donde cenar, y por supuesto les llevo al Tantra Restaurant.
El miércoles Ricardo y yo vamos en las motillos eléctricas hasta el Ecolodge, un pequeño hotel que tienen intención de impulsar el año siguiente. Mi cabeza bulle de ideas ante la posibilidad de ir a vivir allí, ganarme un pequeño salario, tener un huerto, unas gallinas y una cabra. Comemos en la colina de al lado entre yaks.
El jueves paso tranquilamente la mañana en casa de Ricardo y vienen un par de amigos a buscarme para ir a el monasterio budista con las motillos eléctricas de Ricardo. Nos colamos dentro del recinto por un camino secundario y vamos a la entrada principal donde nos piden las entradas, así que damos media vuelta y nos colamos por una de las numerosas puertas que no están vigiladas. El monasterio es enorme y bastante bonito.
Por la tarde tras hacer un par de recados que me llevan mucho más tiempo de lo previsto vamos todos a dormir al ecolodge. Cenamos juntos, charlamos junto al fuego, tomamos té calentito y dormimos con las mantas eléctricas a tope.
El viernes tras dar un paseo por el campo, entre pueblecitos llenos de vida animal, volvemos a Shangri-La y visito el gran mercado, donde compro unas sartas de chorizo, unos tomates y algo de pan para la cena. Voy al restaurante de Ricky donde me encuentro con los otros y cenamos todos juntos. Para terminar mi estancia vemos Invictus, un mes sin ver ni una peli.
El sábado madrugo como hacia tiempo que no lo hacia, preparo la mochila, desayuno en casa y a las 10h estoy despidiéndome de Ricardo en la estación de autobuses para ir a mi siguiente destino Tiger Leaping Gorges.
SUNKINDARKNESS