Jueves, 29/03/2012
A la llegada de Allahabad tras furmarnos un cigarrillo rodeados por decenas de personas, nos compramos billetes de tren a nuestros siguientes destinos. Cogimos de nuevo las mochilas, mucho menos pesadas desde el envío de Bombai, y un bycicle-rickshaw nos llevó a donde le pedimos.
Sucede que la guía que tengo de la India del Norte es del 2007 y está muy pero que muy desfasada. Los cuchitriles baratos son ahora hoteles de 5 estrellas a los que no alcanza nuestro presupuesto. Anduvimos por las calles de Allahabad y tras darnos cuenta que sería imposible encontrar alojamiento por esa zona, el mismo tipo que nos había traído en bici nos llevó de vuelta a la zona de la estación para al final encontrar la única habitación libre (nada barata) en todo Allahabad, por lo visto algún tipo de fiesta se celebraba y los hoteles estaban completos.
En resumen, después de 32 horas de viaje por fin teníamos una habitación cara a unos 2000Km de Hampi y no iba a dejar de aprovecharla. Me propuse no salir de esa habitación en todo el día, amortizarla y descansar todo lo que pudiese... casi lo consigo si no hubiese tenido que alimentar a mi cuerpo. Salimos a comer, después de una merecida ducha, es `probable que ya oliésemos. Siesta, puesta al día en mis diversos proyectos y dormir.
El miércoles nos levantamos con toda la calma del mundo. Zipi desayunó en la habitación, mientras yo repartía peso entre ambas mochilas. Dejamos la habitación y de nuevo a la estación a encontrar una retiring room para las siguientes 24h y así no tener que seguir pagando el desorbitado precio del hotel. Nos instalamos en la habitación, mucho más grande y hermosa que la del hotel del día anterior, y nos fuimos a ver Allahabad.
Anduvimos hasta la tumba del antiguo emperador. Luego cogimos una bicycle hasta Sangam visitamos el Akbar´s Fort y el árbol sagrado . Dimos un paseo por donde se unen el Ganges con el Yamuna y el hambre ganó a las ganas de coger el barco para apreciar mejor las diferentes tonalidades entre ambos ríos, así que de nuevo al centro de la ciudad para acabar comiendo un panner biryani delicioso, seguidos de unos deliciosos sweet lazzi.
Nuestro tren al siguiente destino era pronto, aunque terminó llegando muy tarde. Mientras apreciamos la vida de la estación: los niños mendigando, perrillos recién nacidos, halcones en los cables eléctricos, gente durmiendo y mucha más agolpada a nuestro alrededor. Al fin el tren a Chitrakoot llegó.
SUNKINDARKNESS