domingo, 19 de mayo de 2013

Kathmandu


Domingo, 19/05/2013

Llegué a Kathmandú y tras hacer la visa en arrival, me encontré con Bishesh, mi nuevo couchsurfer. Cogimos el bus local hasta su casa, dejé mis bártulos, comimos y se fue a trabajar dejándole en un autobús dirección al centro.


En el autobús pregunté a la chica de al lado como iba a la oficina para sacar el permiso de acceso al parque de las Annapurnas, me llevó hasta la puerta. Al salir ya con mi permiso, pregunté como llegar a Thamel y de nuevo una chica me indicó gentilmente.

Llegué a Thamel con idea de comprarme el equipo para el circuito, así pues tras un poco de shopping y regateo, me encontré con un francés al que le pedí consejo sobre el tipo de equipo que tenía que llevar y sobre su experiencia. A lo tonto pasamos unas 5h charlando e intercambiando experiencias. Bishesh me vino a buscar al centro y juntos dimos un paseo por las tienda intentando buscar algo más para mi equipo y de repente se puso a llover mares.


Anduvimos corriendo por las calles y guareciéndonos cuando era posible. No podía dejar de sonreír, y la gente no paraba de mirarme lo calada que estaba y a su vez sonreían... en una de estas miro mis pantalones y con las carreras se habían caído lo suficiente como para que se me viesen las braguitas rosas, me las subí entre risas y la gente también estalló en carcajadas.

Al final conseguimos coger un autobús a casa de Bishesh y tras cambiarnos, salimos a comprar algo de cena. Me comería unos deliciosos momos.

El viernes, tras haber mal dormido con los mosquitos y tras comer algo... bajé a Thamel de nuevo a por algunas cosas que aún no había comprado. Al terminar Bishesh de trabajar me acompañó al Gompta de Boudha, y me quede maravillada con él. Dimos tres vueltas a su alrededor, una por la cima, otra por la base tocando absolutamente todos los rodillos y elevando una reflexión al universo y una última donde la calma y un buen rollo energético te hacían sonreír.

Nos tomamos un té en una de las muchas terrazas de las azoteas de la zona y fuimos a casa a descansar una horita.


Al llegar a Durbar Square ya era de noche y apenas se podían discernir los contornos de los edificios, pero la vida, la cantidad de gente de la zona hizo que me entusiasmará el lugar.


El sábado tras el chai matutino, Bishesh cogió la moto a uno de sus amigos y me llevó a dar un paseo por Kathmandú hasta Swayambhu. Subí las escaleras hasta la Gompta, mucho más pequeña que la de Boudha, sin embargo con unas maravillosas vistas a la ciudad.


Di las tres vueltas de rigor, percibí un poco la vida del templo y descendí a la base donde me esperaba Bishesh. Me llevó a Pashupatinah y tras pagar la escandalosamente cara entrada, me encontré con un lugar que los famosos crematorios de Varanasi no pueden igualar.


El río desde luego no era el Ganges, las gates no eran comparables, pero la sensación de santidad del lugar y sus cremaciones eran desde luego todo un espectáculo. Sencillamente me senté a observar, y alrededor había cientos de nepalis haciendo exactamente lo mismo. Di un paseo alrededor de la zona, pero nada me impresionó tanto como las ceremonias del funeral, los niños tirando los imanes con cuerda al río para conseguir alguna moneda...


A la salida comenzó a llover, así que llegamos a casa una vez más empapados. Tras comer y el descanso decidí ir a visitar el Durbar Square de nuevo, y así despedirme de Kathmandú pues el domingo cogería un bus a Pokhara.


SUNKINDARKNESS