jueves, 31 de enero de 2013

Meung Char Village

Jueves, 31/01/2013

El martes 29 me encontré con Mr. Kim en el mercado ruso. No era ninguna sorpresa que fuese minusválido, pero a la vez verle sentado en el tuc tuc con tres niños bien vestidos y su silla de ruedas en medio si lo fue.

Fuimos en el tuc tuc hasta el lugar donde salía el transporte hacia nuestro destino. Llegamos allí y el conductor del minibus nos estaba esperando, pero Mr. Kim quería darles una buena comida a esos 3 huerfanos antes de separarse de ellos, así que me dijo que si quería podía ir al pueblo con el autobús y que él iría más tarde. Le dije que no.


Fuimos todos juntos a un centro comercial cercano del mercado central y cada niño recibió un helado de 1$ y entre los tres se comieron dos menús de pollo frito. Me contó que una vez cada 15 días o mes coge un pequeño grupo de huérfanos y se los lleva a la gran capital para que tengan un fin de semana especial. Dice que diariamente se gasta en cada huerfano 5$, pero que en ese fin de semana el presupuesto de cada uno es de 30$. Tiene en su centro 16 huérfanos.

Los niños comen hasta reventar y desde luego no se dejan ningún sólo hueso por roer. Cogen sus patatas y bebidas para el camino. Debo de hacer fotos para que luego las envié a sus patrocinadores.

Volvemos al lugar del coche, pero éste ya se ha ido, así pues tras divagar un poco con el tuc tuc por las calles, vamos hasta la zona del aeropuerto. Allí Mr. Kim y yo cogemos un coche hacia el sur de la ruta 3. Los huerfanos se van con el hombre del tuc tuc a visitar a su abuela, donde pasaran 5 días.

De camino paramos a saludar a los profesores de la escuela sucia de Kok Angkogn, esta vez limpia, donde acabé durmiendo el primer día de mi llegada a Camboya. No dio tiempo para nada. Uno de los profesores ni se acercó a saludar a Mr. Kim.


Seguimos camino y unos 5 minutos más tarde el coche nos apea al comienzo de una carretera sin asfaltar. Subimos cada uno en una motocicleta, Mr. Kim con su silla de ruedas, y nos llevan hasta una chocita en la aldea de Meung Char. 

Toda la gente se agolpa para ver a la recién llegada blanca, por lo visto anteriormente estuvo una austriaca conviviendo con ellos durante una semana.


Mr. Kim me cuenta que esa choza se va a reparar. A la mañana siguiente debemos ir a Phnom Penh a comprar madera y que empezaremos a reparar la casa. Quiere que haga fotos de como se carga el camión, de como se descarga y de como arreglamos la casa, para así poder enviarlas a los patrocinadores y amigos.

Charlamos durante un buen rato y su discurso, su manera de ver la vida me gustan.


Se va a su casa a unos 6 Km y yo me quedaré durmiendo en el pueblecito en la casa de una abuelita que tiene 10 hijos y de las que 4 siguen viviendo en los alrededores. Desde luego el intercambio cultural es enorme y nos partimos de risa intentando entendernos mientras yo ceno. Les digo que mi nombre es Nika y todos me preguntan que si Mónica. Contestó que mi mummy es Mónica y yo soy Verónica, y les cuento que soy la mayor de 5 hermanos... jaja. No sé si se enterarían o no.

Termino de cenar y la telenovela ha empezado. La tele está conectada con pinzas a una batería. Me pongo ha terminar una de mis pulseras y las niñas me corretean alrededor. A una chica más mayor que me observa con inteligencia le preparo unos hilos y la enseño como debe hacer y a la hora se ha hecho un precioso collar al que le pongo una concha de caracol marino. Le explico que los hilos son tailandeses y que la concha es de Nueva Zelanda, cerca de Australia. Parece entender, abre mucho los ojos.

Me mandan a hacer mis necesidades al campo y a la cama a las 20h30, pero no apagaran la tele hasta las 22h. No importa. En la pieza principal de la casa han colocado unas esterillas en el duro suelo de madera. Temiendo a los mosquitos saco la manta del avión para dormir sobre ella y la tela india para evitar las picaduras. Apago la luz y me pongo a leer en el ordenador, mil y un monstruos alados se posan en mi pantalla, algunos quieren colarse por mi nariz o orejas. Alejo la pantalla del ordenador para evitar que se acerquen a la cara.

Cuando al fin apagan la tele, yo apago el ordenador. Trato de encontrar una postura, pero apenas dormiré esa noche.


El miércoles a las 5h30 suena el despertador despertándome de un hermoso sueño, cambio la hora al despertador e intento volver a él, pero no me acuerdo en que consistía. A las 6h recojo todas las cosas en mi mochila y bajo las escaleras de madera al piso de tierra. Me doy un paseo por los campos de alrededor viendo al salida del sol y buscando un terreno adecuado para regar, al final me invitan a la única casa de ladrillo de la zona para ir al baño.

Tras ver a los paisanos con sus vacas ir a labrar el campo, a las mujeres barrer la arena (¡cómo en India!) y recoger las cacas de las vacas del pajar y a los patitos andar todos juntos de un lado a otro. Me llevan a la tasca del pueblo a desayunar sopa de maíz dulce con arroz? Esperaré en vano a Mr. Kim para ir juntos a comprar la madera. Me llamará excusándose diciéndome que tiene trabajo de oficina y que a las 13h viene a hacerme una visita.

Por la mañana termino de hacer la pulsera y me vienen las mamás pidiéndome pulseras para sus niñas, les digo que las enseño, pero que yo no las hago. Les enseño lo más básico y desisten.


Me dan hilo para que cosa mis pantalones y me insisten varias ocasiones en que me bañe y cambie de ropas, les intento explicar que lo haré por la noche. A las 11h me voy a dar una vuelta con la bici y le dicen a uno de los críos que me acompañe. Tras avanzar un poco por la vía principal, me indica un desvío y acabamos en una casita de algún familiar. Se sube a las ramas y con una vara empieza a descargar el árbol de fruta. A eso se le llama en Camboya trabajo infantil según Mr. Kim.

Hago unas preciosas fotos a los niños de la zona y vuelvo a casa pues a las 12h es hora de comer. No creo que llegue a entender porque siendo tanta gente en esa casa familiar, nunca comeré al mismo tiempo que ninguno de ellos. Quizás por respeto, lo dudo.


Durante la comida una de las mujeres me dice que Mr. Kim está en Phnom Penh desde por la mañana que se ha ido sin mí y que si quiero ir con él. Les digo que no. Al cabo de un rato reciben una llamada en la que Mr. Kim dice que vendrá a las 14h.

Me tumbo tranquilamente con el ordenador para leer un rato y dormitar. Recibo una llamada de Mr. Kim diciéndome que ha comprado la madera y que prepare la cámara para hacer unas fotos.


Dando un paseo me invitan a sentarme en un porche y aprendo los nombres de los animales, así que les cuento que mi mummy Mónica tiene 3 shicanes, 2 muans, 1 miau (porque es muy dificil y nunca me acuerdo de como decir gato) y un monton de trais. Mi conversación en Campuchia se va extendiendo.

Conozco a una adolescente que habla inglés, así que charlando y enseñándole un poco de español se pasara el tiempo hasta que por fin llegue Mr. Kim con un monovolumen cargado de troncos y un par de placas metálicas onduladas para el tejado.


Hago unas fotos y entonces me cuenta que al llegar ayer a casa su hijo mayor, también minusválido, estaba muy enfermo del estomago y al final tuvo que llevarle esa mañana muy pronto al hospital de Phnom Penh. Luego fue a comprar las maderas y acababa de llegar. Le pregunto que entonces porque me había dicho que tenía que hacer trabajo de oficina, se escabulle en su respuesta.

Sea como fuere, aunque hay demasiadas conductas extrañas con Mr. Kim quieres creer realmente en lo que te cuenta y se veía a esa familia tan agradecida. Una ancianita me vino llorando y dando las gracias a mi que sólo estoy haciendo unas fotos.

Fui a tomarme un agua al bar con Mr. Kim para seguir comprendiendo su país y cuando se fue al anochecer fui a darme un baño a la casa de ladrillo. Los hombres ya habían llegado de trabajar y bañarme delante de ellos con el saron no me tentaba demasiado.

Cené en el momento de la telenovela y subí a mi castillo de madera y bambú a tirarme al suelo a trabajar con el ordenador.

El jueves me despertarían diciendo “Ñam Ñam”. Las 6h30n llegaba tarde a mi desayuno. Recogí todas mis pertenencias de nuevo y baje las escaleras para ir al baño. Fui a la pequeña chabola de la carretera y mientras desayunaba el monovolumen taxi del pueblo apareció con Mr. Kim.

A las 8h se pusieron a trabajar el constructor de casas, el asistente y el dueño de la casa. Serrar varios leños para así crear columnas y de ahí sacar paredes. En sólo 2h habían hecho las dos paredes principales de la casa.


Los dueños querían que la antigua casa se moviese a otro lugar de la parcela y que la nueva construcción ocupase el sitio de la anterior. Mr. Kim me cuenta que es cosa de budismo, de karma y de espíritus.
Comimos y tras un rato de incertidumbre de como se moverá la casa, la madre del dueño y su esposa empezaron a sacar sus escasas pertenencias del hogar. Poco a poco, y de repente en masa, llegó un montón de gente y entre todos movimos la casa. Al principio las mujeres estaban sentadas, pero cuando me vieron coger a un adolescente y decirle que se levantase a ayudar y que yo también iba, algunas de ellas se animaron.


Trasladamos la casa unos 4 ó 5 metros a la derecha. Todos celebraron tomando algún tipo de alcohol el haber trasladado la vivienda a otro lugar. Y tras una hora de espera pregunté a la mujer de la casa que cuando iban a seguir construyendo y al final se pusieron a ello.

Las dos paredes principales quedaron una paralela a la otra y afianzadas con cañas de bambú, pero no tenían suficiente material para continuar, así que pararon. Mr. Kim les dió dinero y les dijo que fueran a buscar lo que les faltaba. Volvieron al cabo de una hora con más troncos de madera y terminaron de hacer el esqueleto de la chocita de madera: 4 paredes  listas para poner paredes de palmera y el techo listo para poner la chapa metálica.


Con pena de no ver la continuación de la construcción de la choza paso a paso, pero deseando alejarme de los insectos carnívoros de esa zona, Mr Kim y yo nos fuimos a Phnom Penh parando a saludar efusivamente a mis amigos los profesores del centro Kok Angkogn.

SUNKINDARKNESS

lunes, 28 de enero de 2013

Phnom Penh



Lunes, 28/01/2013

Yendo dirección Phnom Penh desde algún lugar de la carretera 3, llamé a Conny un couchsurfer sueco del que tenía los datos y al que no esperaba ver tan pronto. Me cogió el teléfono enseguida y quedamos en el mercado donde me dejaría el coche, para que me viniese a buscar con la moto.

Una vez nos encontramos y a pesar de que él llevaba trabajando varios días seguidos casi sin dormir, charlamos un buen rato antes de que se acostase temprano. Yo me relajé por fin mentalmente después del cambio de país, me di una buena ducha y descansé. Los siguientes días estaría en buenas manos.


El sábado me levanté y tras dar una vuelta por los alrededores de la casa de Conni. Fui a un templo, vi a los monjes comer y acabé en un Milk Green Tea, una cadena donde los adolescentes se reunen para cantar, tocar la guitarra y armar barullo, pero con wifi.

Mientras trabajaba en mi blog, Zuszus, un couchsurfer de Pakistán, me contactó. Fui a su casa y descubrí con agrado que era un edificio de 5 estrellas con piscina en la azotea, decidí bañarme al día siguiente. 

Zuszus y yo charlamos de un montón de cosas, pero sobre todo de India y lo parecido que son ambas culturas. Tras ver el atardecer en la azotea mientras él hacia sus largos fuimos a andar por la zona turística de la ciudad.

Fui, a la vez que descubriendo la cultura pakistaní, descubriendo la ciudad de Phnom Penh. El monumento de la independencia, el paseo al lado del río, los hoteles de 5 estrellas, el palacio real iluminado como el de Mysore con la ocasión de la cremación del antiguo rey, el night market y la zona de bares.

Cenamos en el Kentuky Fried Chicken porque es halal y Zuszu debe de ser bastante devoto, aunque en su perfil vi una referencia de que a una chinita le había dicho que se metiese con él en su cama a pesar de estar casado y tener un churumbel de 6 meses. ¡Qué cosas, no? Aún así ella decía que era buen tío.


Me despedí de él para tomarme con Conny una cerveza. Conny aún estuvo trabajando un rato, pero cuando llegamos a casa me intento ayudar a arreglar el P*** cargador del ordenador.

El domingo me levanté para ir a comprar un nuevo cable para el ordenador. Un país un cable y una diarrea, ese va a ser mi lema. Fui a desayunar a casa de Zuszus, el chef pakistaní ya no tenía el día libre así que preparó unas parotas y algo que me supo a casa... a India.


Antes del atardecer y tras haber visto algunos documentales, fuimos a nadar a la piscina y a ver el atardecer. Me despedí cortes mente y me fui a casa a ver a Conny. Llegue algo alelada y me fui a cenar unos nudels al mercado ruso de la vuelta de la esquina. Sintiéndome aún sin energía me fui a la cama.

El lunes me fui de nuevo al Milk Green Tea a conectarme un pelín y luego a casa. Decidí preparar una cenita de despedida esa noche, así que fui al mercado para acabar sin poder entrar en casa a la vuelta. Esperé a que Conny me trajese un juego de llaves cuando me llamó Dave el Neo Zelandés que conocí en Lijiang y con el que me reencontré en Luang Prabang.

Dave y yo nos encontramos en el mercado rusa y anduvimos hasta un bar cercano a tomarnos unas baratísimas jarras de cerveza y a ponernos al día. Estábamos apunto de ir a casa cuando llamo la compañera de casa de Conny, Judith de Barcelona. Se había quedado sin llaves y cuando le dije que nos estábamos tomando unas cañas rápidamente se nos junto.

A las 20h fuimos a casa y con la ayuda de mi piche Dave preparamos la cena en un periquete. Ensalada de tomate, lechuga y pepino aliñada con aceite y aguacate, berengenas a la plancha y arroz con setas y verduritas. Tras varios meses cocinando siempre tortilla de patatas, no apetecía nada, A Conny le apetecía un montón, su padre es gallego.

La cena fue super agradable y armoniosa, con algunas anécdotas graciosas pues todos nos estábamos conociendo unos a otros.

El martes duchita vespertina, preparar mochila y a conectarse un rato antes de la aventura en la Camboya rural.

SUNKINDARKNESS

viernes, 25 de enero de 2013

Kok Angkogn Village


Viernes, 25/01/2013

Llegué a Chau Doc a las 10h30 y pregunté en la oficina de venta de billetes como podía ir a Camboya. Sólo me dieron una opción, vía el Mekong. El mini-autobús me dejó enfrente de una oficina que organizaba ese tipo de tours. Al entrar les dije que lo que yo quería er air a Takeo, y sacando un bonito mapa, me explicaron que tenía que ir a Than Bien, donde estaba la frontera, allí coger una moto hasta Camboya y luego un autobús.


Esperé en la parada del autobús local un buen ratazo. La chica de los tickets enseguida consiguió un asiento para mí y lo acepté con gusto. A las 12h30 llegaba a Than Bien. Los motoristas intentaban cobrarme una pequeña fortuna por ir hasta la frontera, así que tras enterarme de que estaba sólo a 2km me puse a andar. Un chico con una moto me dijo que me llevaba gratis, me subí y me llevó.

Tras sellar mi salida de Vietnam, fui a hacer mi visado para Camboya. Me timaron, me timaron muchísimo... pero no tuve más opción que sucumbir. No podía regresar a Vietnam, ni me dejaban entrar en Camboya si les pagaba determinada cantidad. No llevaba el dinero exacto, así que ya les estaba ofreciendo 5 dolares de más y aún querían mucho más. Al final yo terminé con un disgusto tremendo, tragaron a disgusto habiéndome robado sólo 5 dolares.

Entonces fue cuando me acosaron los autobuseros y el resto de mi dinero vietnamita voló para que me dejaran en la fundación donde iba a colaborar los siguientes 15 días. El chico de la moto también quería dinero, le dije que no tenía nada y se tuvo que marchar con las manos vacías.


Aún disgustada con todo lo que había pasado en la frontera, mientras esperaba el autobús un buen hombre me invitó a un par de pitits y a una cerveza, se lo agradecí de todo el corazón. Una vez repuesta de tanta codicia empecé a anotar las frases importantes y sus traducciones.

El autobús se puso en marcha y tras 1h30 llegué a una escuela muy sucia perteneciente a la fundación de Mr. Kim, “Caring For Poor And Orphaned Childreen”. No era el lugar al que tenía que ir. Sin un duro, en una aldea donde cambiar dinero era imposible, me quedé a pasar el resto del día.


En la escuela vivían dos profesores que daban clases de inglés en la escuela de manera gratuita para poder alojarse allí y así estar más cerca de sus respectivos trabajos matutinos en la escuela pública. Uno de ellos empezó una frase que jamás llegó a terminar de la siguiente manera: “Honestamente”. Yo empezaba a alucinar en colores con Camboya. Al final del día me habría ganado su confianza y me contaría que hacía más de un mes que no tenía ninguna noticia de Mr. Kim, pues su teléfono parece ser que no funciona y no tienen su dirección de correo.

Tratamos varias veces de llamarle, pero no pudimos contactarle así pues él no sabía de mi llegada a la otra escuela. Los días anteriores nos habíamos escrito vía email y en la aldea donde me encontraba era imposible la conexión.

Fui a dar un paseo por la zona rural con uno de los profesores que tenía el día libre en la escuela para “pobres”, que yo no sé si serían tan pobres pues veía muchos más niños mal vestidos en las calles que allí, me contó que se seleccionaban los niños pobres pidiendo un poco de dinero a las familias, que antes se impartían otras asignaturas, pero que ahora sólo inglés.


A la vuelta a la escuela me senté con los chavales de 15 años a ver como les daba clase de inglés el primer profesor. Me preguntó que era cheedar y le contesté que el queso de las hamburguesas.

Mientras preparaban mis anfitriones la cena, fui al mercado local a dar un muy corto paseo. Me invitaron a cenar arroz con tortilla francesa y tuvimos una charla amena durante la cena en la que me desvelaron sus inquietudes acerca de Mr. Kim.

Pusieron una luz en el cuarto donde yo dormiría, me dejaron el ventilador y me intentaron enseñar a sacar agua del pozo para la ducha de por la mañana. El problema es que el cubo era de plástico así pues flotaba. Para conseguir llenarlo con agua había que hacer una maniobra extraña, que se diese la vuelta y llenarlo.

El viernes me levanté tarde, pues me sentía agotada. Los profesores dieron clase en la escuela pública de 8h a 11h, fueron al mercado a comprar judías verdes para la comida y cocinaron. A las 14h volvían a sus trabajos y me pidieron que esperase hasta las 16h para así cambiar dinero, comprarme una tarjeta sim para el móvil y encontrarme un taxi a Phnom Penh. Claro, qué iba a hacer sino.

Ellos habían decidido por mí no tratar de ir al otro centro de Mr. Kim, en el que si debía haber algún huérfanos (4 quizás). Yo había insistido en que quería ir, pero ellos no sabían muy bien donde estaba, jamás habían ido. Sabían que debía estar a unos 30Km al sur en la carretera principal, pero no me dieron opción a ir.

A las 16h35 estaba viajando a la capital de Camboya, haciendo cabalas sobre mi siguiente movimiento en el país.

SUNKINDARKNESS

jueves, 24 de enero de 2013

Mi viaje por Camboya

Jueves, 24/01/2013

Mi viaje por Camboya ha sido quizás un sin sentido, cual veleta he ido a donde el viento me ha indicado sin visitar absolutamente todo, y por tanto creo bien conocer el país y su gente.



Aquí tenéis las entradas que explican mi viaje por Camboya. El resumen de mi experiencia en este acogedor país lo encontraréis en Sunk in Camboya.

De Chau Doc (Vietnam) a Kok Angkogn Village
Kok Angkogn Village
Phnom Penh (cremación del rey y visitando Phonm Penh)
Meung Char Village, donde asistí a una ceremonía de pedida camboyana y conviví con una familia camboyana
Kampot y Kep
Kampong Cham
Siem Reap (Angkor Wat)

SUNKINDARKNESS

Sunk in Vietnam

Jueves, 24/01/2013

La belleza y diversidad de paisajes de Vietnam es tan variada y rica que ciertamente lo hace muy atractivo. La zona de arrozales de Sapa, la bahía de Ha Long, las cuevas de Phnong Nha, los farolillos de Hoi An, las playas de Nha Trang, las plantaciones de té de Da Lat, las dunas de Mui Ne, los canales y mercadillos flotantes del Mekong Delta. Todo TAN diferente. Inclusive las dos grandes urbes de Hanoi y Ho Chi Minh.

No sólo los paisajes son variados, sino la gente en cada sitio tiene caracteres super diferentes. Son como micro climas de humor de la gente local. Desde luego no se puede generalizar demasiado en como son unos u otros. He encontrado a mucho viajero que decían que la gente del norte son más simpáticos, otros la del sur. En mi opinión depende de por donde entres a Vietnam te serán más agradables la gente del final de tu trayecto pues necesitas pasar por un periodo de adaptación al país de al menos 15 días para poder disfrutarlo. Mi punto de inflexión fue Da Lat, donde todo es tan tranquilo.


Viajando por Vietnam uno tiene la sensación de encontrarse en una atracción turística de la que es difícil escapar. Demasiadas cosas están orientadas al turismo, demasiados tours. Resulta complicado hacer las cosas por tu cuenta. Hay veces que te puedes ahorrar dinero, otras que no. Desde luego no existe un patrón para comprender el país y no hay ninguna guía, ni forma, para orientarse adecuadamente en él.  Ni siquiera las orientaciones que te puedan dar otros viajeros te valen, pues cada uno vive este país de una manera. La mejor manera, quizás, de poder disfrutar Vietnam sea visitarlo una vez y volver a vivirlo más adelante en algún momento.

Sólo mirando hacía atrás me doy cuenta de que ha sido una gran aventura, de la belleza de lo que he visto. Hay veces que el humor que adquieres tratando con los locales te ciega y pierdes la perspectiva, sobre todo viniendo de Laos, el país de las sonrisas.

Dependiendo de como te organices, es un país muy barato o caro. Desde luego la mejor manera de viajar es en grupo, pues así no tendrás que buscar gente para compartir cuarto, o compartir tours. Se puede hacer couchsurfing.


De Vietnam me quedo con los paisajes, con las preciosas aguas de color turquesa de las zonas de piedra caliza, con las tumbas al lado de los arrozales. Me quedo con su historia y como ha afectado al caracter del pueblo vietnamita. Me quedo con la maravillosa gente con la que he convivido durante este mes, con los amigos que he hecho.

SUNKINDARKNESS

Can Tho

Jueves, 24/01/2013


El camino hasta Can Tho fue un despliegue de arrozales con sus respectivas tumbas y de ríos y canales pertenecientes al delta del Mekong. Al llegar sabía perfectamente donde tenía que encontrar a Thao, así que el minibus de la compañía me llevó hasta la estatua de Ho Chi Minh que hay al lado del río Mekong, aquí llamado Can Tho River.

Tras esperar unos cuantos minutos, Thao apareció y me dijo que hoy tenía previsto recibir una clase de inglés y que si no me importaba acompañarla, por supuesto que no contesté, y llegamos a un café donde un americano explicaría cultura americana. Habló de los estados de EEUU, de sus sitios más interesante y las diferencias entre la gente. Yo me pasé el rato haciendo mis deberes con el ordenador.

Al terminar el curso, no me había cundido para nada mi hora de internet. Huyen se me presentó como la amiga de Thao que me acogería en su casa con su familia. Fuimos cerca del mercado y allí pude cenar un delicioso y baratísimo sticky rice con verduras y pollo. Tras terminarlo Huyen me llevó a su casa y allí me enseñó mi hueco.

Trabajé hasta tarde con el ordenador, trazando los planes para visitar filipinas, comprando vuelos y mirando ferrys. Me dieron las 2h.


A las 6h con muy mal cuerpo estaba lista para ir a visitar el delta del Mekong. A las 6h30 mi barquita zarpaba conmigo y mi barquero que no hablaba ni una pizca de inglés. Al notar las punzadas en el estómago empecé a lamentar haber escogido la versión de 7h para visitar el delta, en vez de la de 3h. Penasba que estar 7h en la barca sola sería un puñetero coñazo y la tripa cada vez me dolía más.

Paramos en algún lugar para que viene como se hacen los nudels de arroz. Interesante, pero me faltó la explicación de alguien que pudiese confirmar las ideas que se formaban en mi mente.


Tras visitar el primer mercado flotante, que era muy grande, llegué a un par de conclusiones. Donde debería de estar la bandera pirata había la fruta o verdura que se vendía principalmente en el barco, que era temporada de piñas y que la gente era mucho más sonriente en el sur que en el resto de Vietnam.

Empecé a quedarme adormilada, así que a pesar de que a medida que nos alejábamos de Can Tho el paisaje era mucho más interesante, sin tantos muelles de carga y descarga, sin tantas gasolineras... no resistí el cierre de mis párpados, así que a la primera cabezada, opté por tumbarme en la proa y quedarme dormida tomando el sol. Abrí los ojos justo cuando nos acercábamos al segundo mercado, quizás habría dormido 1h.


El segundo mercado en vez de estar compuesto por barcos, lo estaba por barcas a remos. Mucho más cuco. Dimos un paseo remando y me empecé a comer la piña que mi capitán había pelado antes para mi y no había podido comer.

Dimos media vuelta, pero en vez de hacer el mismo circuito fuimos por los canales viendo las casas y el estilo de vida de sus gentes. Muy parecido a las backwaters de Allappey (palmeras, árboles frutales, plantas de nenúfares...), pero diferente. Las casas daban directamente al canal, donde la cocina y puede que el baño tenían su correspondiente puerta al río. Paramos en una guest house, suponían que comería allí... pero era muy pronto y mi estómago aunque mejor después de la siesta no quería verse comprometido con ninguna comida extraña, así que me fui a dar un paseo por los alrededores,
Los perros ladraban a mi paso, las gallinas y gallos huían. Unos chicos jugando a las cartas y apostando, al lado gallos enjaulados para su correspondiente pelea de la tarde.Un perro que me acompañó todo el paseo y un cachorrito lindo que venía saludarme.


De vuelta a Can Tho, Thao me llevó a tomarme un café pues me estaba volviendo a quedar dormida. Fuimos al mercadillo para turistas y luego al mercado local. Acabamos sentadas en un banco mirando al río cerca de la estatua de Ho Chi Minh, charlando sobre Europa.

Thao me dejó en el hospital de la madre Huyen y la esperé en la puerta unos 15min hasta que terminó su turno. Luego fuimos en su coche nuevo a su casa donde Huyen acababa de llegar de la universidad. 


En el mercado local había comprado una sandía como postre para la deliciosa cena que prepararon. Hot Pot de pato con nudels y espinacas, un manjar. Estuve charlando toda la cena y comiendo casi tanto como ellos.

Después de cenar fuimos a dar una vuelta por el nuevo centro comercial de la ciudad. Compré pan, agua y unos shorts que espero utilizar para salir a correr en breve.

El jueves a las 6h15 estaba el minibus a la estación en la puerta. Cogí el autobús hacia Chau Doc que me acercaría un poco a mi siguiente destino, Camboya.

SUNKINDARKNESS

martes, 22 de enero de 2013

Ho Chi Minh

Lunes, 21/01/2013

Llegué a Saigon a las 4h de la mañana. Aturdida bajé mi mochila del autobús y anduve hasta el pequeño puesto de café de al lado de la estación. Mientras Mónica se tomaba un café y entablaba amistad con un hombre de 60 años noruego que se había recientemente divorciado de su mujer vietnamita y que nos contaba todo acerca de su proceso judicial por el que acababa de pasar, yo dormitaba con los ojos abiertos asintiendo de vez en cuando como si escuchase.

A las 6h en cuanto los autobuses locales se pusieron en marcha, nos separamos todos y cada uno fue por su lado. Yo en busca del autobús número 4 que no sabía por donde pasaba.

Tras dos autobuses y andar un rato, llegué a casa de Fab. El hombre de seguridad me abrió la puerta y me quedé alucinada de la gran casa con piscina que sería mi hogar el resto de la semana. Esperé a que llegara la mujer de la limpieza junto a la piscina y cuando llegó deje mis cosas en el inmenso salón.


Estaba desayunado cuando tuve mi primer contacto con Fab que se iba a trabajar.

Hice la colada, la ropa se secó en 10min por el ardiente sol de Ho Chi Minh. Salí a hacer la compra al mercado, pues con la super cocina de la casa pensé cocinar todos los días y así variar un poco mi dieta rica en nudels. Tras comer coliflor, me dí un chapuzón en la piscina y en su borde me puse a pelar las patatas para la tortilla de la cena. Y así pasó el día, un día normal y corriente para algunos, un día super especial para mí.

Cuando terminaba de preparar la mayonesa y de freír las patatas llegó Fab. Hizo flammekueche y fondant au chocolat. ¡Cenamos como reyes! Tras una agradable charla descubriendo a mi anfitrión a dormir.

  
El jueves me levante con dolor de espalda, hace ya  algún tiempo que me ha empezado a doler. Tras limpiar la cocina y vaguear un rato, me fui al centro a dar un pequeño paseo. Terminé en el mercado.

Fui a la Bitexco Financial Tower donde había quedado con los canadiense que conocí en el parque de Phong Nha. Mientras esperaba que apareciesen conversé un rato con unos sur coreanos que me invitaron a una cerveza. Al fin aparecieron Chrystelle y Samuel y tras que me contaran sus periplos me fui a casa a cambiarme de ropa pues iría con Fab a entrenar volleyball.


Tras dos horas de servir la pelota para que el equipo pudiese entrenar a sus anchas, me palpitaba el brazo. No sería hasta dos días más tarde que mi pulso volvería a ser normal. Fuimos a casa de unos amigos de Fab a tomarnos una copita de vino y un trozo de pastel. De vuelta en casa seguimos de tertulia.

El viernes por fin descansada me levanté dispuesta a no hacer mucho. Comí con Fab una tortilla de tofú y disfruté de la piscina.

De madrugada Danni mi anfitriona de Dali (China) llegó a casa de Fab. Tras explicarles un poco sobre Vietnam, nos acostamos a las 4h.

El sábado a las 12h, tras la comida, bajamos al centro para ver Saigon. Desde el mercado caminamos hasta el palacio presidencial y de ahí al museo de guerra.


En el museo de guerra en el exterior hay varios helicópteros, aviones y tanques de U.S.A. En su interior un montón de fotos impactantes con mutilaciones, cadáveres, deformaciones... bellas fotos, pero uno no puede evitar desviar la mirada.

Anduvimos hasta la catedral de Notre Dame, que estaba cerrada, y justo en frente visitamos el edifico de correos. Seguimos camino a la Opera y la calle Le Loi con sus tiendas de marcas selectas. Al final llegamos de nuevo al mercado.


En el mercado me encontré con Pauline y Jéremy los cuales conocí en Ha Long Bay y con los que pasé fin de año en Hanoi nos fuimos a casa de Fab a la piscina a darnos un chapuzón.

Tras un buen ratazo quitándonos el sofoco de todo el día, anduvimos al mercado a comprar la cena. Cenamos en casa espaguetis con salsa de queso azul, una maravilla, y vimos una peli.

El domingo 20, íbamos a haber visitado los túneles de Cuchi, pero apenas dormí del calor por la noche y no me apetecía demasiado moverme así que día tranquilo en casa. Ensalada campera para comer.


Fab volvió a las 21h30 y el Hot Pot de mi amiga Danni estaba listo para la cena. Las cuatro couchsurfers de Fab a la mesa y él poniendo algunos de mis vídeos para enseñárselos a Danni.

El lunes me levanté, cambié dinero y me dirigí al centro para coger los dos autobuses que me llevarían hasta los túneles de Cuchi.


Me vi un poco perdida en el parque, pero tras andar un buen rato y cambiar varias veces de rumbo, encontré la entrada de los túneles. Un guía me llevó hasta una zona con televisión donde me pusieron una película donde todos los vietnamis durante la guerra sonreían mucho y se sentían muy felices de o bien de vivir en el norte comunista o en el sur para poder matar americanos.

Luego dimos un paseo por el bosque donde se podían ver los cráteres de las bombas, los respiraderos de los túneles, las trampas, las plantas que comían...


Llegamos a un bunker y al preguntarme donde estaría la entrada el guía levanto una tapa y pudimos ver un pequeño agujero. Me metí dentro sin saber muy bien si sería capaz de entrar. Conseguí entrar, fui al bunker, seguí por la red de túneles hasta la salida y allí destapando la tapa, toda la arena calló en mi pelo. Contenta continué visitando los túneles, descubriendo donde dormían, donde cocinaban, el hospital, donde plantificaban los ataques a los americanos...


Antes de coger el autobús de vuelta, visité la pagoda adornada con dragones y con un altar a Ho Chi Minh bastante chulo.

Olvidé el móvil en uno de los autobuses, más tarde Fabrize enviaría un mensaje ofreciendo una recompensa por él, llamarían al cabo de un rato y al día siguiente lo llevaron al trabajo de Fab y él me lo devolvió.


De vuelta a casa patatas fritas y tortilla francesa con todo tipo de ingredientes. Pasamos uno de tantos buenos momentos todos juntos compartiendo nuestras inquietudes.

El martes hice la mochila, fui al trabajo de Fab a recoger mi móvil y comimos juntos. Su chófer me llevó hasta la agencia de autobuses y cogí el autobús hacia Can Tho. Todo tan fácil.

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miércoles, 16 de enero de 2013

Da Lat


Miércoles, 16/01/2013

La minivan nos dejó al lado del lago de Da Lat, no nos costó ni 10min encontrar alojamiento. 


Mónica y yo dimos un pequeño paseo al lado del lago para acabar en el mercado de fresh fruits maravillándonos con las golosinas, los zumos, los vinos, carnes y pescados, las frutas y verduras que no hemos comido aún este país y que por tanto existen. El hambre se apoderó de nosotras al ver tan suculentos manjares y acabamos comiendo una sopa de tomate, jamás vista antes en todo Vietnam, en las escaleras de la plaza principal. La sopa la acompañamos por una crep de arroz con gambitas y verduritas bastante aceptable.

Anduvimos por las calles de Da Lat y poco a poco fuimos percibiendo que no había ningún vietnamita acosándonos para que comprásemos algo. Fue del todo relajante.


Al lado de nuestra guest house tomamos un café consultando algunos datos en internet para el planning del día siguiente. Cansada del ordenador, volvimos a andar por el centro que parecía herbir de vida.

En el mercado, ahora iluminado, se vendían desde ropas de invierno a ropas de verano. Los pequeños puestos de leche de soja con bollitos reclamaban la atención y los puestos de venta de mariscos a precios escandalosamente baratos inundaban los rincones. Tras el paseo de rigor por las calles más céntricas acabamos sentadas en las escaleras, donde habíamos comido pocas horas antes picando algo para poder calmar nuestra gula por tan atrayente espectáculo de aromas.

Nos costó bastante dormirnos, a pesar del agotamiento, por esa pequeña dosis de cafeína que nos inyectamos por la tarde.


El martes tras desayunar un poco de pan con la magnifica mermelada de fresas (con fresas enteras en su interior) fuimos a alquilar una moto para darnos un paseo por los alrededores de Da Lat.

Sin mapa, pero con mi buena orientación, no tuvimos más que preguntar dos veces si nuestro rumbo era el correcto para ir a Nam Ban. Los 30Km hasta esta ciudad fueron una transición de paisajes de invernadero, de curvas en la montaña y plantaciones de café. Precioso.

Al llegar a Nam Ban fuimos hasta el mercado rural donde tras tomarnos un café, admiramos los colores de las frutas. Todo el mundo sonreía y era amable.


Seguimos camino hasta el final del pueblo y allí a mano derecha encontramos primero las Elephant Waterfalls y seguido la Pagoda de Linh An. Visitamos primero la pagoda, donde dos decenas de jardineros trabajaban creando una armonía exhuberante. La pagoda sin más.


De ahí, sin ni siquiera mover la moto, fuimos a las Elephant Waterfalls. El sendero super natural con un camino intuitivo en rocas allanadas con cemento nos llevó hasta una maravillosa cascada, y es que las palabras son pocas para decir su belleza. Había varios senderos que te llevaban a diferentes puntos panorámicos, uno de ellos al interior de la cascada. Uno se podría bañar, pues las aguas aunque turbias parecen limpias.


Volvimos al rural market para comprarme una sandía, un par de zanahorias, dos tomates y una crujiente baguette de la que no he probado ninguna igual desde mis tiempos en París. En dirección a Da Lat paramos en un lago cerca de las plantaciones de café y allí tuve mi pequeño picnic al sol en una temperatura deliciosa.


Seguimos camino hacia el norte viendo océanos de plástico donde las flores que hacen tan famosa a Da Lat crecían. El paisaje perdió encanto, empezó a hacer frío y tuvimos que cambiar varias veces el rumbo ya que al no tener mapa acabamos en Ankroet y realmente buscábamos el famoso Lat Village.

En Phuoc Thanh, paramos en una explanada a ver unos caballos donde habían pintado a uno cual cebra y les dimos las cortezas de la sandía. Seguimos rumbo para acabar en la base de la montaña Lang Bian , allí preguntamos por el Lat Village. Seguimos las indicaciones al pie de la letra, pero no encontramos nada fascinante, una iglesia y unas casitas quizás un poco más modestas que las de la ciudad. Con poco gasolina dimos la vuelta para buscar el legendario monasterio Zen más grande de todo Vietnam, pero acabamos en Da Lat.


Buscamos la estación de autobuses y cuando la moto ya empezaba a dar tirones, una mujer nos indicó el rumbo a seguir y llegamos rápidamente. Ya en la estación iba a aparcar la moto, cuando un taxista sin mirar empezó a dar marcha atrás y paró justo a tiempo como para no tirarnos. El tipo super cabreado día una patada a nuestra moto y otro taxista tuvo que pararle los pies para que no se encarará con nosotras. Yo también me enervé un poco, le dije un par de insultos en español y me fui dentro de la estación para preguntar sobre el autobús a Ho Chi Minh.

Llegamos al centro, dejamos la moto y fuimos a nuestra guest house para reservar el autobús a Saigon esa misma noche.


Anduvimos hasta el mercado y compramos unas fresas y una botella de vino blanco de la región para acompañar la cena de la noche. Paseamos por el parque cerca del lago y acabamos en el restaurante de al lado del guest house para pegarnos un atracón a caracoles y almejas regadas por el vinito blanco dulzón de Vietnam. Debía de ser uno de los restaurantes más populares de la zona, pues tuvieron que poner mesas extra en la calle para la clientela. De postre un vaso de leche de soja con un bollo con crema.

El mini bus para acercarnos a la estación de autobuses nos recogió a las 21h30 y a las 22h estábamos en el vip sleeper bus listas para dormir. Llegaríamos a Ho Chi Min,h o a la antigua Saigon, a las 4h.

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lunes, 14 de enero de 2013

Nha Trang

Lunes, 14/01/2013

La llegada a Nha Trang no fue lo esperado, cierto que hacía sol y que la temperatura era muy agradable, pero el haber mal dormido en el sleeper bus y el que me robasen 115€ me hicieron sentirme cual espíritu que no descansa jamás en paz.

Tras recobrar un poco el control de mis nervios, fuimos a la playa a leer, a comer y a descansar un poco. Sin muchas ganas de hacer nada, volvimos a la playa hasta oscurecer. Cena y a la cama.

El sábado tras remendar mis ropas en la playa, cosa que me llevo muchas horas, fui a buscar algún banco para cambiar dinero, claro que los bancos no abren en fin de semana. Busqué algún sitio para cambiar dinero, pero me daban una miseria, así que de nuevo me fui a la playa a invertir mi tiempo.


Por la noche fuimos a cenar y a los locales de moda, nos invitaron a algún chupito y daikiris.

El domingo con un poco de dolor de cabeza fui de nuevo a la playa. Tras terminar de coser mis pobres pantalones y de terminar una pulsera de los colores de España, o más bien los de Vietnam, hice un picnic francés. Mini baguette, queso camembert y foie gras de pato. Super rico.


Mónica por su lado se fue a hacer un tour en barco por cuatro islas de la zona. A las 9h la recogieron en el hostal y la llevaron al puerto. Un barco mediano con una bella terraza donde se podía tomar el sol y disfrutar de las vistas. La primera isla tenía un acuario que se podía visitar comprando el correspondiente ticket, la segunda isla era maravillosa. Aguas azul turquesa, arenas blancas, aguas calientes, sin olas, mucho coral ideal para hacer snorkeling. Todo muy natural dado que pertenecía a una reserva. A lo largo de la tercera isla comieron y varias personas tocaron música con un pequeño show de streaptease incluido. La happy hour comenzó, el camarero al lado de una boya empezó a servir cocktails, mas la gente debía nadar para ir a recogerlos. Las bebidas se podían tomar en unas boyas donde podían sentarse. La cuarta isla había que pagar para acceder a ella y la gente se quedó en la terraza tomando cervezas y charlando. Todo ello por la módica cantidad de 7$. El barco regresó a las 16h30. Toda esta bella jornada estuvo amenizada por la compañía en las islas de un grupo de australianos, canadienses y americanos compeltamente borrachos que no respetaban la tranquilidad de los demás.

Cuando Mónica regresaba al hotel después del Party Boat, se encontró a 2 veteranos amercianos de la guerra de Vietnam que compartieron con ella sus historias acerca de como mataban civiles y como después de muchos años de terapia en EEUU debieron volver a Vietnam a vivir para poder rehabilitarse por completo.

Fuimos a cenar juntas a un pequeño restaurante de la zona, mucho mejor que los que habíamos estado frecuentando los últimos días. Allí encontramos a una pareja mayor canadiense que nos dieron algunas recomendaciones para poder disfrutar de Vietnam.

En Nha Trang, ciudad de turismo ruso, se puede coger el snorkeling boat, o bien el party boat, o bien hacer submarinismo muy barato, hay una zona de aguas termales cerca, el pueblo del último rey, una torre, un parque con una pagoda... pero tras quedarme sin fondos, disfruté de una modesta vida en la playa.


El lunes fui a cambiar dinero al banco y a la estación de autobuses. El autobús a Da Lat no saldría hasta 1h30 más tarde, por lo que fui a visitar la Pagoda de Long Son, pero me equivoqué de entrada y acabé en un monasterio donde había un precioso cementerio.

Encontré la Pagoda y la visité. Me quedé maravillada con el buda tumbado y charlé con un francés que lleva 17 años viviendo en Vietnam, pues su mujer es vietnamita.


Volví a la estación de autobuses y Mónica y yo abordamos la minivan a Da Lat.

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