Lunes, 14/01/2013
La llegada a Nha Trang no fue lo esperado, cierto que hacía sol y que la temperatura era muy agradable, pero el haber mal dormido en el sleeper bus y el que me robasen 115€ me hicieron sentirme cual espíritu que no descansa jamás en paz.
Tras recobrar un poco el control de mis nervios, fuimos a la playa a leer, a comer y a descansar un poco. Sin muchas ganas de hacer nada, volvimos a la playa hasta oscurecer. Cena y a la cama.
El sábado tras remendar mis ropas en la playa, cosa que me llevo muchas horas, fui a buscar algún banco para cambiar dinero, claro que los bancos no abren en fin de semana. Busqué algún sitio para cambiar dinero, pero me daban una miseria, así que de nuevo me fui a la playa a invertir mi tiempo.
Por la noche fuimos a cenar y a los locales de moda, nos invitaron a algún chupito y daikiris.
El domingo con un poco de dolor de cabeza fui de nuevo a la playa. Tras terminar de coser mis pobres pantalones y de terminar una pulsera de los colores de España, o más bien los de Vietnam, hice un picnic francés. Mini baguette, queso camembert y foie gras de pato. Super rico.
Mónica por su lado se fue a hacer un tour en barco por cuatro islas de la zona. A las 9h la recogieron en el hostal y la llevaron al puerto. Un barco mediano con una bella terraza donde se podía tomar el sol y disfrutar de las vistas. La primera isla tenía un acuario que se podía visitar comprando el correspondiente ticket, la segunda isla era maravillosa. Aguas azul turquesa, arenas blancas, aguas calientes, sin olas, mucho coral ideal para hacer snorkeling. Todo muy natural dado que pertenecía a una reserva. A lo largo de la tercera isla comieron y varias personas tocaron música con un pequeño show de streaptease incluido. La happy hour comenzó, el camarero al lado de una boya empezó a servir cocktails, mas la gente debía nadar para ir a recogerlos. Las bebidas se podían tomar en unas boyas donde podían sentarse. La cuarta isla había que pagar para acceder a ella y la gente se quedó en la terraza tomando cervezas y charlando. Todo ello por la módica cantidad de 7$. El barco regresó a las 16h30. Toda esta bella jornada estuvo amenizada por la compañía en las islas de un grupo de australianos, canadienses y americanos compeltamente borrachos que no respetaban la tranquilidad de los demás.
Cuando Mónica regresaba al hotel después del Party Boat, se encontró a 2 veteranos amercianos de la guerra de Vietnam que compartieron con ella sus historias acerca de como mataban civiles y como después de muchos años de terapia en EEUU debieron volver a Vietnam a vivir para poder rehabilitarse por completo.
Fuimos a cenar juntas a un pequeño restaurante de la zona, mucho mejor que los que habíamos estado frecuentando los últimos días. Allí encontramos a una pareja mayor canadiense que nos dieron algunas recomendaciones para poder disfrutar de Vietnam.
En Nha Trang, ciudad de turismo ruso, se puede coger el snorkeling boat, o bien el party boat, o bien hacer submarinismo muy barato, hay una zona de aguas termales cerca, el pueblo del último rey, una torre, un parque con una pagoda... pero tras quedarme sin fondos, disfruté de una modesta vida en la playa.
El lunes fui a cambiar dinero al banco y a la estación de autobuses. El autobús a Da Lat no saldría hasta 1h30 más tarde, por lo que fui a visitar la Pagoda de Long Son, pero me equivoqué de entrada y acabé en un monasterio donde había un precioso cementerio.
Encontré la Pagoda y la visité. Me quedé maravillada con el buda tumbado y charlé con un francés que lleva 17 años viviendo en Vietnam, pues su mujer es vietnamita.
Volví a la estación de autobuses y Mónica y yo abordamos la minivan a Da Lat.
SUNKINDARKNESS