Lunes, 21/01/2013
Llegué a Saigon a las 4h de la mañana. Aturdida bajé mi mochila del autobús y anduve hasta el pequeño puesto de café de al lado de la estación. Mientras Mónica se tomaba un café y entablaba amistad con un hombre de 60 años noruego que se había recientemente divorciado de su mujer vietnamita y que nos contaba todo acerca de su proceso judicial por el que acababa de pasar, yo dormitaba con los ojos abiertos asintiendo de vez en cuando como si escuchase.
A las 6h en cuanto los autobuses locales se pusieron en marcha, nos separamos todos y cada uno fue por su lado. Yo en busca del autobús número 4 que no sabía por donde pasaba.
Tras dos autobuses y andar un rato, llegué a casa de Fab. El hombre de seguridad me abrió la puerta y me quedé alucinada de la gran casa con piscina que sería mi hogar el resto de la semana. Esperé a que llegara la mujer de la limpieza junto a la piscina y cuando llegó deje mis cosas en el inmenso salón.
Estaba desayunado cuando tuve mi primer contacto con Fab que se iba a trabajar.
Hice la colada, la ropa se secó en 10min por el ardiente sol de Ho Chi Minh. Salí a hacer la compra al mercado, pues con la super cocina de la casa pensé cocinar todos los días y así variar un poco mi dieta rica en nudels. Tras comer coliflor, me dí un chapuzón en la piscina y en su borde me puse a pelar las patatas para la tortilla de la cena. Y así pasó el día, un día normal y corriente para algunos, un día super especial para mí.
Cuando terminaba de preparar la mayonesa y de freír las patatas llegó Fab. Hizo flammekueche y fondant au chocolat. ¡Cenamos como reyes! Tras una agradable charla descubriendo a mi anfitrión a dormir.
El jueves me levante con dolor de espalda, hace ya algún tiempo que me ha empezado a doler. Tras limpiar la cocina y vaguear un rato, me fui al centro a dar un pequeño paseo. Terminé en el mercado.
Fui a la Bitexco Financial Tower donde había quedado con los canadiense que conocí en el parque de Phong Nha. Mientras esperaba que apareciesen conversé un rato con unos sur coreanos que me invitaron a una cerveza. Al fin aparecieron Chrystelle y Samuel y tras que me contaran sus periplos me fui a casa a cambiarme de ropa pues iría con Fab a entrenar volleyball.
Tras dos horas de servir la pelota para que el equipo pudiese entrenar a sus anchas, me palpitaba el brazo. No sería hasta dos días más tarde que mi pulso volvería a ser normal. Fuimos a casa de unos amigos de Fab a tomarnos una copita de vino y un trozo de pastel. De vuelta en casa seguimos de tertulia.
El viernes por fin descansada me levanté dispuesta a no hacer mucho. Comí con Fab una tortilla de tofú y disfruté de la piscina.
De madrugada Danni mi anfitriona de Dali (China) llegó a casa de Fab. Tras explicarles un poco sobre Vietnam, nos acostamos a las 4h.
El sábado a las 12h, tras la comida, bajamos al centro para ver Saigon. Desde el mercado caminamos hasta el palacio presidencial y de ahí al museo de guerra.
En el museo de guerra en el exterior hay varios helicópteros, aviones y tanques de U.S.A. En su interior un montón de fotos impactantes con mutilaciones, cadáveres, deformaciones... bellas fotos, pero uno no puede evitar desviar la mirada.
Anduvimos hasta la catedral de Notre Dame, que estaba cerrada, y justo en frente visitamos el edifico de correos. Seguimos camino a la Opera y la calle Le Loi con sus tiendas de marcas selectas. Al final llegamos de nuevo al mercado.
En el mercado me encontré con Pauline y Jéremy los cuales conocí en Ha Long Bay y con los que pasé fin de año en Hanoi nos fuimos a casa de Fab a la piscina a darnos un chapuzón.
Tras un buen ratazo quitándonos el sofoco de todo el día, anduvimos al mercado a comprar la cena. Cenamos en casa espaguetis con salsa de queso azul, una maravilla, y vimos una peli.
El domingo 20, íbamos a haber visitado los túneles de Cuchi, pero apenas dormí del calor por la noche y no me apetecía demasiado moverme así que día tranquilo en casa. Ensalada campera para comer.
Fab volvió a las 21h30 y el Hot Pot de mi amiga Danni estaba listo para la cena. Las cuatro couchsurfers de Fab a la mesa y él poniendo algunos de mis vídeos para enseñárselos a Danni.
El lunes me levanté, cambié dinero y me dirigí al centro para coger los dos autobuses que me llevarían hasta los túneles de Cuchi.
Me vi un poco perdida en el parque, pero tras andar un buen rato y cambiar varias veces de rumbo, encontré la entrada de los túneles. Un guía me llevó hasta una zona con televisión donde me pusieron una película donde todos los vietnamis durante la guerra sonreían mucho y se sentían muy felices de o bien de vivir en el norte comunista o en el sur para poder matar americanos.
Luego dimos un paseo por el bosque donde se podían ver los cráteres de las bombas, los respiraderos de los túneles, las trampas, las plantas que comían...
Llegamos a un bunker y al preguntarme donde estaría la entrada el guía levanto una tapa y pudimos ver un pequeño agujero. Me metí dentro sin saber muy bien si sería capaz de entrar. Conseguí entrar, fui al bunker, seguí por la red de túneles hasta la salida y allí destapando la tapa, toda la arena calló en mi pelo. Contenta continué visitando los túneles, descubriendo donde dormían, donde cocinaban, el hospital, donde plantificaban los ataques a los americanos...
Antes de coger el autobús de vuelta, visité la pagoda adornada con dragones y con un altar a Ho Chi Minh bastante chulo.
Olvidé el móvil en uno de los autobuses, más tarde Fabrize enviaría un mensaje ofreciendo una recompensa por él, llamarían al cabo de un rato y al día siguiente lo llevaron al trabajo de Fab y él me lo devolvió.
De vuelta a casa patatas fritas y tortilla francesa con todo tipo de ingredientes. Pasamos uno de tantos buenos momentos todos juntos compartiendo nuestras inquietudes.
El martes hice la mochila, fui al trabajo de Fab a recoger mi móvil y comimos juntos. Su chófer me llevó hasta la agencia de autobuses y cogí el autobús hacia Can Tho. Todo tan fácil.
SUNKINDARKNESS