viernes, 25 de enero de 2013

Kok Angkogn Village


Viernes, 25/01/2013

Llegué a Chau Doc a las 10h30 y pregunté en la oficina de venta de billetes como podía ir a Camboya. Sólo me dieron una opción, vía el Mekong. El mini-autobús me dejó enfrente de una oficina que organizaba ese tipo de tours. Al entrar les dije que lo que yo quería er air a Takeo, y sacando un bonito mapa, me explicaron que tenía que ir a Than Bien, donde estaba la frontera, allí coger una moto hasta Camboya y luego un autobús.


Esperé en la parada del autobús local un buen ratazo. La chica de los tickets enseguida consiguió un asiento para mí y lo acepté con gusto. A las 12h30 llegaba a Than Bien. Los motoristas intentaban cobrarme una pequeña fortuna por ir hasta la frontera, así que tras enterarme de que estaba sólo a 2km me puse a andar. Un chico con una moto me dijo que me llevaba gratis, me subí y me llevó.

Tras sellar mi salida de Vietnam, fui a hacer mi visado para Camboya. Me timaron, me timaron muchísimo... pero no tuve más opción que sucumbir. No podía regresar a Vietnam, ni me dejaban entrar en Camboya si les pagaba determinada cantidad. No llevaba el dinero exacto, así que ya les estaba ofreciendo 5 dolares de más y aún querían mucho más. Al final yo terminé con un disgusto tremendo, tragaron a disgusto habiéndome robado sólo 5 dolares.

Entonces fue cuando me acosaron los autobuseros y el resto de mi dinero vietnamita voló para que me dejaran en la fundación donde iba a colaborar los siguientes 15 días. El chico de la moto también quería dinero, le dije que no tenía nada y se tuvo que marchar con las manos vacías.


Aún disgustada con todo lo que había pasado en la frontera, mientras esperaba el autobús un buen hombre me invitó a un par de pitits y a una cerveza, se lo agradecí de todo el corazón. Una vez repuesta de tanta codicia empecé a anotar las frases importantes y sus traducciones.

El autobús se puso en marcha y tras 1h30 llegué a una escuela muy sucia perteneciente a la fundación de Mr. Kim, “Caring For Poor And Orphaned Childreen”. No era el lugar al que tenía que ir. Sin un duro, en una aldea donde cambiar dinero era imposible, me quedé a pasar el resto del día.


En la escuela vivían dos profesores que daban clases de inglés en la escuela de manera gratuita para poder alojarse allí y así estar más cerca de sus respectivos trabajos matutinos en la escuela pública. Uno de ellos empezó una frase que jamás llegó a terminar de la siguiente manera: “Honestamente”. Yo empezaba a alucinar en colores con Camboya. Al final del día me habría ganado su confianza y me contaría que hacía más de un mes que no tenía ninguna noticia de Mr. Kim, pues su teléfono parece ser que no funciona y no tienen su dirección de correo.

Tratamos varias veces de llamarle, pero no pudimos contactarle así pues él no sabía de mi llegada a la otra escuela. Los días anteriores nos habíamos escrito vía email y en la aldea donde me encontraba era imposible la conexión.

Fui a dar un paseo por la zona rural con uno de los profesores que tenía el día libre en la escuela para “pobres”, que yo no sé si serían tan pobres pues veía muchos más niños mal vestidos en las calles que allí, me contó que se seleccionaban los niños pobres pidiendo un poco de dinero a las familias, que antes se impartían otras asignaturas, pero que ahora sólo inglés.


A la vuelta a la escuela me senté con los chavales de 15 años a ver como les daba clase de inglés el primer profesor. Me preguntó que era cheedar y le contesté que el queso de las hamburguesas.

Mientras preparaban mis anfitriones la cena, fui al mercado local a dar un muy corto paseo. Me invitaron a cenar arroz con tortilla francesa y tuvimos una charla amena durante la cena en la que me desvelaron sus inquietudes acerca de Mr. Kim.

Pusieron una luz en el cuarto donde yo dormiría, me dejaron el ventilador y me intentaron enseñar a sacar agua del pozo para la ducha de por la mañana. El problema es que el cubo era de plástico así pues flotaba. Para conseguir llenarlo con agua había que hacer una maniobra extraña, que se diese la vuelta y llenarlo.

El viernes me levanté tarde, pues me sentía agotada. Los profesores dieron clase en la escuela pública de 8h a 11h, fueron al mercado a comprar judías verdes para la comida y cocinaron. A las 14h volvían a sus trabajos y me pidieron que esperase hasta las 16h para así cambiar dinero, comprarme una tarjeta sim para el móvil y encontrarme un taxi a Phnom Penh. Claro, qué iba a hacer sino.

Ellos habían decidido por mí no tratar de ir al otro centro de Mr. Kim, en el que si debía haber algún huérfanos (4 quizás). Yo había insistido en que quería ir, pero ellos no sabían muy bien donde estaba, jamás habían ido. Sabían que debía estar a unos 30Km al sur en la carretera principal, pero no me dieron opción a ir.

A las 16h35 estaba viajando a la capital de Camboya, haciendo cabalas sobre mi siguiente movimiento en el país.

SUNKINDARKNESS