domingo, 22 de marzo de 2015

Sunk in Islandia

Domingo, 22/03/2015

Basta naturaleza extrema en HieloLandia. Cómo describir lo que uno sólo se puede imaginar real en las películas, en mundos de soñados... Rachas tan fuertes de viento que la gente cae al suelo, olas tan grandes como para devorar faros, arcos volcánicos imposibles, lagos increíblemente azules,  columnas de humo provenientes del centro de la tierra, caballos enanos, piedras y pocos árboles, costas llenas de esqueletos... Belleza sin igual, salvaje, indomable.


La arquitectura de los pueblecitos, tan básica y a la vez confortable. Los chalets con sus piscinas de agua termal. Duchas con olor a huevo podrido que a más de uno provocaban arcadas.

La gente agradable, pero escasa. De una gran diversidad de looks, cortes de pelo, ropas... Serios o sonrientes.

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viernes, 20 de marzo de 2015

Mývatn

Sábado, 21/03/2015

Mývatn y sus alrededores resultaron ser también uno de estos lugares impresionantes. Si en cada rincón de Islandia, la belleza podría extasiarte de manera que pudieses quedarte en este lugar para siempre disfrutando sencillamente de la contemplación de la naturaleza... quizás Mývatn no es el lugar por excelencia (en invierno), pero si uno de los que reúne más contrastes como para mantener los ojos bien abiertos y así continuar con esa contemplación llena de preguntas: ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué?


1º De camino Mývatn en uno de los laterales de la carretera merece tantísimo la pena apearse para ir a ver la preciosa catarata de Goðafoss. ¡Tiene una cueva en la que podría ocultarse un dragón!


2º Haciendo la circunvalación del lago, las formaciones de lava de Dimmuborgi son una autentica maravilla. Esos arcos, pirulis, columnas... es como estar jugando en la niñez con la arena húmeda de la playa haciendo churretes, tratando de buscar la formación más extravagante.


3º Hacer un trekking desde Dimmuborgi  a Hverfjall. Subir el volcán y caminar por arriba de sus faldas viendo el precioso crater y el paisaje. Sentir que eres un intruso para el viento, perder un rato contemplando la estructura de las rocas despergidadas por el suelo y sus compuestos.


4º Grjótagjá, esa cueva con agua a 42º donde los duendes roban carteras y calzoncillos, pero más que nada, hacer equilibrios cerca de la grieta de la que salen las fumarolas y ver la separación de las placas tectónicas europea y atlántica.


5º Hverir y el lodo haciendo 'ploff, ploff'... Tan divertido estar sumido en una nube de huevos podridos  y al final acabar haciendo una batalla de barro.


6º Relajarse en las aguas calidas de Mývatn Naturebaths (http://www.jardbodin.is/en/)


7º Disfrutar de un eclipse casi completo, no tiene precio. Qué en toda la isla esté nublado y se abran las nubes para dejarnos mirar sólo a nosotros, lo es más.


8º Viajar a los escenarios de Prometheus contemplando Dettifoss, enfrentándonos a esas carreteras sin limpiar y conseguir no salirse de la carretera... intenso.


9º Ver las estaciones geotermales de Krafta y sentir de nuevo esa sensación de agobio con la peste circundante... (seguro que en verano merece la pena, en invierno no mucho)

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jueves, 19 de marzo de 2015

Cazando Auroras Boreales

Jueves, 19/03/2015

El tiempo en marzo en Islandia no dejaba entrever la claridad suficiente como para vislumbrar uno de las metas de nuestro viaje: las Auroras Boreales. A través de la página web http://en.vedur.is/weather/forecasts/aurora/ intentamos buscar la zona más propicia sobre nuestro itinerario y así coincidir con dicho fenómeno. A veces la desesperación y negatividad nos decía que no íbamos a ver ninguna, sin embargo el rayo de esperanza siempre nos decía que esa noche iba a ser la noche.


El martes hicimos guardias sin resultado. El paseo nocturno, sin embargo, bajo el cielo estrellado, tan perfecto, tan claro hizo que las horas sin sueño, en vela y paseando unos acompañados, otros solos, fueran casi idílicos. Jamás vi tantas estrellas como en Islandia, nunca antes vi pasar un satélite ante mis ojos, jamás la via láctea había sido más clara, ni la estrella polar más luminosa... El cosmos, el firmamento, tan perfecto, dando esa luz que debían haber contemplado nuestros ancestros en los días de oscuridad...


Había magia alrededor, ¿la creábamos nosotros? Sólo sé que la naturaleza, el frío nocturno, los miles de millones de millones de puntitos titileantes me transportaban a un mundo irreal, fuera del tiempo y el espacio. Lugar donde podría culminar mi existencia, lugar donde por fin poder reposar.


El miércoles por la noche, casi fuera de pronóstico, Arturo salió a buscar las cervezas enterradas en hielo, y gritó: "Hey, chicos. Venid. La estoy viendo." Ni reaccionamos pensando que nos estaba tomando el pelo. Al salir allí estaban esos rayos de color blanquecino cabalgando en la oscuridad. Esos rayos bailando sonatas en el cielo, fluyendo de sur al norte, o del norte al sur. Un águila de luz blanquecina se desplegada justo encima de nosotros, se contraía y volaba.


Cenamos, y salimos con esa botella de ron, y nos perdimos por la negrura del bosque cercano sentándonos en esa hierba amarilla que tenia forma de champiñón. Y miramos el cielo, durante horas, calentando nuestros cuerpos con alcohol y dejando nuestras almas perderse en la inmensidad del espacio. Bailes, luchas, tonterías varias... dieron paso a nuestra pequeña embriaguez unos de ron otros Jägermeister, pero todos del espacio y su inmensidad.


Las auroras nunca llegaron a ser verdes, sin embargo conectamos con la inmensidad.

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martes, 17 de marzo de 2015

Península de Snæfellsnes

Martes, 17/03/2015

Aunque el comienzo del viaje fue en el aeropuerto de Keflavik recogiendo el cochecito (lugar donde pasamos la mayor parte de nuestro tiempo), podemos decir que no sentiríamos que es realmente poner los pies en Islandia hasta llegar a Bogarnes. Levantarse y encontrarse cerca de las montañas y enfrente del mar, no tiene precio.


Desde Bogarnes y equivocándonos de ruta, acabaríamos yendo por la carretera 60, uno de los lugares que más me gustó con diferencia de Islandia, hubiese podido ir y venir por el puerto de montaña una y otra vez en un bucle infinito.


Por fin, entramos a la Península de Snæfellsnes habiendo variado completamente nuestra ruta, en aquel momento me sentía medio enfadada y cansada de haber pasado tantísimas horas conduciendo y no haber apenas haber andado por esas parajes maravillosos. Sin embargo, a la llegada al hostel de Stykkishólmur, no tardaríamos ni 30min en registrarnos y comer para acabar así saliendo a nuestra primera aventura.


Anduvimos a la cumbre de Helgafell sin mirar a atrás y sin hablar concentrados en nuestros 3 deseos. Los míos fueron: ver el eclipse, ver las auroras boreales y ver una cueva de hielo. No todo se hizo realidad, pero la vida es suficientemente larga como para que terminen cumpliéndose, sobre todo si se es perseverante. Seguramente Arturo pidió poder hundir el martillo de Thor en las profundas aguas del lago colindante, y seguro que con el deshielo se acabará haciendo realidad su sueño ^^.


En Stykkishólmur hay ese bonito faro, el ascenso no es duro, a menos que este nevando o lloviendo y que haga un viento venido desde las mismas profundidades del infierno helado.


Descanso en el hostel, primera deliciosa cena. Cervezas para unos, bailes para otros. Expedición nocturna tratando de divisar auroras.


El lunes por la mañana por fin nos dispusimos a recorrernos las carrteras externas de la peninsula. Fue uno de los mejores días con diferencia. Montañas a un lado, mar al otro. Cascadas heladas y sin helar.


El viento azotaba de todos los lugares el vehículo, tanto es así que hay una pequeña anécdota que os quiero contar. Salí del coche, el viento era tan poderosos que apenas pude cruzar al otro lado de la carretera. En una cuesta me puse a 45º y no me caía pues el viento aguantaba mi peso, saltaba y el viento me arrastraba un metro hacia atrás. Quise volver a cruzar la carretera y acercarme al coche, el viento embalo mis pasos, yo sólo trataba de frenar sin ningún tipo de resultaba y sólo podía ver el otro lado de la carretera lleno de gravilla y el mar, tuve que decidir tirarme al suelo para poder frenar y así no terminar a saber donde y como.


Otro de mis lugares favoritos fue el faro de Öndverdarnes donde se podía ver un mar picado como ninguno y a las gaviotas disfrutar del kyte-surf. Era tal el poder del mar y el viento, que cerca del acantilado nos comimos una ola enorme, pero al ir a entrar al coche que estaba en la carretera y alejado sentimos también la sensación de una ducha a presión del manicomio.


La zona sur de la peninsula no carece de encanto, inmensos campos de rocas con su musgo se dejaban ver a ambos lados de la carretera. Si hay gente pequeña en Islandia, duendes, hadas, trolls, de seguro viven en esas zonas.


Otro de los lugares increíbles fue el camino de la costa entre dos pueblecitos, muy cerca de Vatnshellir. La playa de Djúpalónssandur de rocas negras fue increíble, la zona de espumas marinas, y el monstruo de piedra. Un paisaje sublime. 



Cercano a Arnastapi, se encuentra un cañon que merece la pena visitar. Las primeras cavidades son mágicas y realmente te hacen pensar a caminos ocultos e inexplorados. Sitios donde nunca antes ha estado.



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sábado, 14 de marzo de 2015

Mi viaje por Islandia en invierno

Miércoles, 24/04/2013

Mi viaje por Islandia en invierno me ha llevado a zonas no tan turísticas, pero de las cuales no he podido evitar enamorarme.



Aquí tenéis las entradas que explican mi viaje por Islandia en invierno. El resumen de mi experiencia en este muy extremo país lo encontraréis en Sunk in Islandia.

Península de Snæfellsnes
Cazando Auroras Boreales
Mývatn

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