miércoles, 2 de enero de 2013

Hanoi

Sábado, 02/01/2012

El lunes 23 de Diciembre me puse en camino a Hanoi, esperando llegar para la cena de Noche Buena a casa de mi nuevo couchsurfer, Phuong. Así que a las 7h estaba dejando mi hostal y andando hasta la estación norte de autobús en Luang Prabang. Llegué a tiempo de coger el mejor sitio de la minivan, el del copiloto, y tras 15h de maravilloso paisaje entre las montañas llegamos a las 23h a Sam Neua.


No tenía kips, así que el conductor de la minivan me hizo el maravilloso favor de cambiarme 20€ para poder dormir esa noche en hostal de la estación y comprar el billete de autobús del día siguiente.

El martes 24 a las 7h de la mañana esperé al autobús hasta las 8h. Compré el ticket hasta Thanh Hoa, porque así me lo recomendaron una pareja de motoristas españoles, han viajado desde España en moto para recorrerse Asia, José un chico que ha corrido el Dakar en moto al menos un par de años.


Llegamos a las 18h a Thanh Hoa después de que tener un par de averías en el autobús en el camino. Cambié dinero a pesar de que el banco estaba cerrado, pues jugué la carta de dar pena, y me desearon feliz navidad. Luego discutí por el precio del autobús hasta Hanoi, al final conseguí pagar al precio de los vietnamitas porque una mujer dio la cara por mí, y al final todos los del autobús se pusieron en contra del revisor por intentar cobrarme 3 veces el valor del billete. De nuevo feliz navidad.

Llegué a Hanoi a las 23h, pinchamos, y junto a los otros extranjeros cogí un taxi a la zona de guest houses, habiendo discutido primero con varios taxistas pues intentaban cobrarnos cuatro veces más.

Me bajé del taxi y pregunté si tenían una cama en dormitorio compartido para mí. Me dijeron que sólo tenían cuartos privados. Le dije al tipo que quería dos cuartos privados y un dormitorio para mí, que sino me iba a otro lado, entonces sí tuvieron una cama para mí en un dormitorio.

A las 23h30 ya estaba todo cerrado, así que sin haber cenado nada, felicité a mi hermano por su cumpleaños y me fui a dormir.


El miércoles 25 me dispuse a andar por las calles de Hanoi sin rumbo preciso, y acabé comiendo una sopa roja que tenía carne, ¿de qué? ¿Perro? Estaba rica. Compré también algo de paté y una barrita de pan para la cena. Acabé dando un paseo por sentándome en un banco para contemplar el lago Hoan Kiem.

Una chica me pidió una entrevista en inglés para sus deberes, y en cuanto se levantó un chaval se sentó a mi lado para ofrecerme servicio de guía gratuito, pero pagándole las entradas de los sitios, le dije que no, pero se quedó hablando conmigo al menos una hora hasta que se debió de aburrir.

Tras tomarme un té en una cafetería con wifi, a las 19h me fui hacia casa de Phuong. Al bajarme del autobús, una chica me vió algo perdida, y me acompañó pues decía que es un muy mal barrio. Al ver a Phuong, me mandó un sms al móvil diciéndome que tuviese mucho cuidado con él.

Compré medio pato asado para la cena de Navidad, unas cervezas, y junto con el paté y el pan fue algo especial. Chocolate suizo de postre. Sin mantel, ni vajilla bonita, sólo la modesta casa de Phuong y su compañía. Charlamos durante horas y en ningún momento pensé que me estaba aburriendo.

El jueves 26, me levanté temprano, calenté 5 termos de agua y a bañarme a capazos. Puse la ropa con la que llevaba viajando 3 días y durmiendo 2, pues hacía mucho frío, a remojo con jabón. Y salí a la calle 'bien abrigada' (nada comparado con España) para visitar un museo pues estaba lloviendo.


El Museo Etnológico de Vietnam me pareció muy interesante, aunque al final acabé embotada de información sobre tantas etnias distintas, y la segunda planta apenas la disfruté.

 
En la zona exterior el museo tenía varias reproducciones de casas étnicas, muy bonitas por fuera. Hay tres casas que me llamaron especialmente la atención: una alargada de familias matriarcales, otra super alta donde demuestran sus dotes como constructores y una tercera casa funeraria con unas estatuas preciosas en madera.

Tras la visita, donde pasé 3h, me fui a un café cercano a calentarme. Llegué a casa sin demasiada dificultad, pensé que igual me perdería por el barrio, pero fue mi brújula instintiva funciona fenomenal.

Fuimos a cenar un caldito y X, acabé de lavar mi ropa, y charlamos sobre Luang Prabang pues Phuong ira para nuevo año.

El viernes 27 bien prontito, tras comprobar que mi ropa no se secaría en menos de una semana, fui a visitar el Mausoleo de Ho Chi Minh.


Una larga cola, pero rápida para pasar por el registro. Militares indicándote en todo momento el camino a seguir, todos en fila india sin poder hacer fotos y con las manos fuera de los bolsillos. Él expuesto como si fuese de cera. Al exterior de nuevo, sigue la cola, no te desvíes, ni pares.

Fui a hacer unas fotos del mausoleo desde lejos y luego visité el Palacio Presidencial, que aunque abarrotado de gente, no carecía de belleza con ese color amarillo.


De ahí fui a ver la One Pilar Pagoda y contemplé el museo de Ho Chi Minh desde fuera, pues no me atrajo demasiado visitarlo. Comí un bocadillo de paté que llevaba de casa y me puse en marcha hacia el Templo de la Literatura pasando por un mercado donde las motos rozaban a los transeúntes.


El Templo de la Literatura no me dijo gran cosa. Hay un cementerio de profesores y directores, una capilla y algunos bonsáis. La arquitectura no está mal, pero después de haber estado en China no era demasiado espectacular.

Me senté en el parque de al lado a terminar mi regalo de Navidad para Phuong, una pulsera, y anduve por el distrito financiero hasta el lago, para acabar en el mismo café del primer día resguardándome del frío.


Volviendo a casa me encontré con una iglesia super bonita, bellamente iluminada, con música de tambores mientras la gente iba a comulgar, y no pude evitar acercarme a ver el belén y disfrutar del espectáculo de las campanas iluminadas moviéndose de un lado a otro. Me dieron ganas hasta de entrar, quizás esté enferma.

Phuong y yo fuimos a cenar juntos.

El sábado preparé mi mochila y tras desayunar viendo Harry Potter me fui a la estación de autobuses para emigrar hacia Ha Long Bay.

El lunes 31 llegué a Hanoi después de haber hecho algunos amigos en la bahía de Ha Long, y aunque unos días antes no me apetecía hacer nada especial por el fin de año, me deje llevar por ellos.


Buscamos un hotel para ellos, lo cual fue bastante complicado, los precios se habían disparado y casi todos los hoteles estaban a reventar. Fuimos a la oficina de información para enterarnos de los trenes y autobuses para nuestros siguientes destinos.

Como todos los hoteles estaban llenos, supusimos que los restaurantes también y que su calidad y su precio no estaría a nuestra altura, así pues no sé muy bien como surgió, pero acabamos comprando rollitos de primavera, algo de pan, tomate y las uvas. Acabamos picnicando al lado del lago, que estaba exquisitamente bien iluminado. Junto con lo que compramos, el paquete de jamón y la botella de Albariño que me trajeron Roberto y Manuel a Luang Prabang, la cena nos supo deliciosa.


Tras la botella de vino, seguimos con cócteles de vodka con sprite, y así pasaron las horas caminando junto al lago hasta llegar a la Opera House, donde miles de personas bailaban sin cesar.

Nos integramos, quiero pensar, al menos bailamos y nos lo pasamos fenomenal... y sin mirar una sola vez el reloj la cuenta atrás se puso en marcha. No sé si tomamos las uvas al son de alguna campana, pero nos tomamos 12 cada uno. Y entonces empezó la marea de gente abandonando la plaza.


Nos vimos separados, sin saber muy bien donde andaban los otros. Sin embargo, acabamos reagrupándonos y nos juntamos con algunos locales para ir hasta un garito que habíamos visto antes con mucha fiesta. Al llegar nos lo encontramos cerrado.

Llamamos a la puerta, nos abrieron y nos tomamos la última copa. Bastante tarde, decidí coger mi mochila del hotel de mis amigos franceses y retirarme prudentemente a casa. Negocié un taxi que me dejo en la puerta de casa y a dormir.

El martes 1 debía originalmente ir a Sapa, a ver los arrozales, pero mi cabeza me dijo que más valía que no saliese de la cama. Vi una peli tras otra, dormitando. Ya había oscurecido cuando el hambre pudo más que mi jaqueca.

Cenar me sentó bien, mas hacer la mochila y ponerme en camino me parecía una ardua tarea. Phoung llegó de Luang Prabang a las 22h, charlamos un rato y a dormir.

El miércoles lavé la ropa, y me fui al cine a ver el Hobbit. Algo navideño que tenía pendiente hacer y puesto que Hanoi es una gran ciudad algo fácil de conseguir.


Al llegar a casa Phuong había preparado una deliciosa cena: tortillas de espinacas, berengenas fritas, arroz y rollitos de primavera.
El jueves ducha a cubazos y a dar un paseo por el barrio de la catedral, la decoración navideña continuaba adornando las calles.


El viernes tras comprar un billete hacia el sur, decidí terminar con las cosas pendientes a ver. Al no tener una fecha fija de salida de Hanoi, perdí un poco la sensación de estar viajando y quizás no hice todo el turismo que debiera. Así pues no tendría tiempo para visitar la Pagoda Perfumada, pero sí para ir al otro lado del río Rojo y cruzar por el viejo puente Long Bien y apreciar el caos de motos y bicis circulando. Super divertido.

Al llegar de nuevo al centro, fui a dar un paseo por el barrio de la citadel y terminé en la zona de la ópera tomándome un té.


Fui a casa a preparar la mochila y a despedirme de Phuong. A las 20h30 salé hacia el centro a ver el espectaculo Water Puppets, una hora viendo a los muñecos danzar en el agua y el espectáculo de sombras. La entrada la había comprado hacia bastantes días y es lo que me retuvo de ir a Sapa.

A la salida del espectáculo, motocicleta hasta la estación para ir hacia Dong Hoi.

SUNKINDARKNESS