Domingo, 10/02/2013
Llegué a casa de Siva, mi nuevo
couchsurfer de Phnom Penh. Me di una ducha e hice una lavadora y ya
estuve lista para conocer a mi nuevo anfitrión. Nos fuimos a cenar
juntos a una tasca cercana que me recordaba al putechu de
Bathalapalli. Cenamos muy bien y charlamos alegremente toda la cena
sobre todo de India su país y mi último hogar.
A la 1h llegaron Matthieu y Sophia de
Shanghai, hacia unos 3 meses y medio que no les veía. Tras una breve
charla nos fuimos a dormir.
El sábado fuimos a desayunar todos juntos cerca de casa de Siva y tras despedirnos de él nos fuimos a las killing fields.
El paisaje verde, el canto de los
pájaros y la audio guía que te va explicando detalladamente los
horrores cometidos en el lugar. Uno no se podría llegar a imaginar
el horror que debieron vivir los camboyanos en la época de los Khmer
Rouge con Pol Pot al poder. Empecé a pensar y dar vueltas en como
habría afectado toso ese infierno a la gente de Meung Char, en
especial a Mummy.
La visita la haces sólo, rodeado de
gente carente de sonrisa que como tú van asimilando los datos y
sintiéndose profundamente tristes, al final del recorrido empiezas a
darte cuenta de que quizás has estado al lado de alguien casi dos
horas y no habías reparado en ella, tan encerrado en
ti mismo y tan dramática historia de Kampuchea.
Matthieu, Sophia y yo nos juntamos al
final de la visita e hicimos un pequeño ritual con una de mis
creaciones. Cada uno cogimos el collar por un rato sólo
reflexionando sobre nuestros sentimientos y deseos de que este tipo
de tragedias no se repitan más, y en el árbol de las matanzas donde mataban
niños dejamos nuestra ofrenda colgada de una pulsera con el
símbolo de la paz que alguien había dejado allí antes.
En el tuktuk nadie hablaba, así que le
dije al conductor que buscase unos helados para animarnos un poco, al
final tuvimos que conformarnos con unos cocos.
Llegamos al museo del genocidio, un
antiguo instituto que fue transformado en prisión. Nos encontramos
con Noemi allí, una chica que conocí en Kampot. Juntas anduvimos
por las celdas, viendo las fotos de los prisioneros.
Matthieu, Sophia y yo fuimos al mercado
central y tras una breve vuelta por allí, nos encaminamos hacía Wat
Phnom que estaba inundado de gente que acudía a rezar por última
vez en el año del dragón chino.
Anduvimos por el riverside hasta el
night market y allí nos sentamos a bebernos en una cerveza y como de
casualidad apareció Conny con Alis. Fuimos a la oficina de Conny a
disfrutar de la barbacoa y conocer al grupo de hackers de Phnom Penh.
Decidimos salir de fiesta, así que avisamos a Siva que no iríamos a
dormir.
Un tutuk nos llevó al un local llamado Rock donde había música camboyana en vivo y la gente bailaba en corro. Tras un rato allí fuimos a la terraza de un edificio bastante alto de Phnom Penh y nos bebimos una botella de vino, y para terminar acabamos en el restaurante llamado Chuck Norris donde Matthieu se nos quedo dormido, así pues nos fuimos a casa de Conny a dormir.
Un tutuk nos llevó al un local llamado Rock donde había música camboyana en vivo y la gente bailaba en corro. Tras un rato allí fuimos a la terraza de un edificio bastante alto de Phnom Penh y nos bebimos una botella de vino, y para terminar acabamos en el restaurante llamado Chuck Norris donde Matthieu se nos quedo dormido, así pues nos fuimos a casa de Conny a dormir.
El domingo nos levantamos en casa de
Conny desayunamos en el russian market e hicimos tiempo hasta que
Siva volviese a casa para coger nuestras mochilas para ir a Siem
Reap.
SUNKINDARKNESS