Jueves, 18/10/2012
Llegué a Shanghai a las 22h30 justo a
tiempo para poder coger el metro para llegar a casa de Matthieu, un
amigo que conocí cuando vivía en París. Casi apenas tenemos tiempo
de intercambiar unas palabras, él trabaja al día siguiente y acaba de
llegar de Japón y está cansadete.
El lunes me levanto tarde, me pego una
ducha larga y a hacer colada. Como con Sofia, la novia de Matthieu,
y me pone al día de las ideas que tienen para el futuro. Tener
hijos, vivir en algún país nórdico, casarse...
Me voy a dar un paseo por la zona
francesa de Shanghai, llego a una zona que me parece familiar y
resulta que ya debí haber estado allí hace dos años. Los edificios
más antiguos de Shanghai siguen conteniendo miles de tiendecitas
adornadas con luces navideñas.
Al llegar a casa preparo una tortilla
de patatas, alioli, pa amb tomaquet y parto unas rodajas de chorizo y
salchichón ibérico. Al llegar Matthieu todo está listo para que nos
pongamos al día de nuestras vidas, pero curiosamente en vez de las diferencias entre la cultura India y China.
Me doy cuenta antes de irme a la cama de que algo
raro le ha pasado al ordenador y me paso toda la noche intentando
recuperar las fotos y los ficheros del ordenador.
El martes sigo con mi odisea del ordenador y empiezo a actualizar el blog. Por la tarde me doy un paseo por Nanging road y llego hasta la orilla del río para ver el Pudong, la zona de rascacielos, luego vamos a cenar pescado a un pequeño restaurante. Por fin nos ponemos al día de nuestras vidas.
El miércoles termino de publicar en el
blog. Por la tarde voy al old town y acabamos cenando donde comí por
primera vez auténtica comida china. Al irnos a dormir me despido
cariñosamente de mis amigos, ojalá quedemos en algún lugar de Asia
durante el nuevo año chino. Al final, sería Camboya.
Shanghai ha sido como estar en casa, descansar.
SUNKINDARKNESS