sábado, 26 de marzo de 2016

Reencuentros en Canadá

Domingo 27/03/2016

Hacía más de 5 años de mi última visita a la región de Quebec con motivo de la boda de Alex y Natacha, sin embargo el reencuentro en el aeropuerto fue espectacular. Una de estas veces que el corazón es invadido por una alegría inmensa, que de alguna manera no se da crédito y ante lo cual no se puede dejar de toquetear, abrazar y besuquear.


El viernes 25 empezaba la aventura. Darse una ducha, un verdadero desafío pues los grifos son extraños, y conocer a los nuevos integrantes de la familia Côte-Thibeault: Felix y Alice. Jugamos durante horas, como si nos conociésemos de toda la vida. Qué rápido se hicieron de querer, qué rápido nos adaptamos unos a otros.


Si los extranjeros vienen a España buscando jamón, chorizo, paella, churros y pa' amb tomaquet; nosotros nos encontramos de lleno con la Maison de Sucré una Ërablière donde nos hinchamos de sirope de arce. Sopa de guisantes con sirope de arce, pan con mantequilla y sirope de arce, salchichas al jugo de sirope de arce, judías al sirope de arce, paté, cortezas, patatas fritas, jamón ahumado, tortilla de huevos revueltos, zanahorias, pepinillos... y unos postres deliciosos: pancackes, tarte au sucré et pudding au chomeur. Para terminar, una tira de sirope de arce sobre una pequeña bolita de nieve. Menos mal que nos dedicamos a bailar todas las (horribles) canciones actuales, sobre dosis de azúcar y un viaje 3 horas en coche no hubiese sido una buena combinación.


Nada más llegar a Ottawa, salimos a aprovechar del maravilloso día soleado. La verdad es que no llegamos a ir muy lejos. Al llegar al parque, la pequeña Alice de la que nos habían dejado al cargo sus padres, se puso a deslizarse por una cuesta nevada con sus pantaloncitos de plástico. Se lo pasaba tan bien, que no pudimos negarnos a sus cíclicos "Encore". Por fin encontramos otro divertido juego, servir deliciosos platillos de nieve desde la barandilla al río de abajo. Para terminar, la piscina del hotel nos esperaba. Divertido ir en bañador por los pasillos, cruzándose con gente en gorro y guantes.


Cervezas canadienses, patatuelas candienses, salmón canadiense, whisky de arce, baguels de arce... Para cenar fondue chinoise en una animada conversación de adultos para actualizarnos de todo lo vivido en los últimos cinco años. Los niños durmiendo por supuesto.


El sábado el brunch americano en ese restaurante al que voy siempre en Ottawa, Zak's. Uno de esos momentos divertidos en familia tomando nachos, patatas fritas con queso y batidos.


El verde envolvente de Ottawa, se había transformado en blanco, creo que me quedo con Ottawa en verano. Aunque la verdad es que seguimos jugando en la nieve, tirándonos bolazos e intentando no caernos en el hielo.


Para terminar el día, partido de Hockey. Los Senators de Ottawa contra los Anaheim Ducks. Pudimos escuchar en la obertura el himno estadounidense y el canadiense. Primer tiempo 0-0. Segundo tiempo 3-0. Tercer tiempo 3-3. Un penalti fallado. Prorrogada 3-4. 3 pelas sin guantes y una nariz sangrante. Estábamos en el palco de los fans de los senators, los bombos resonando. Salimos hasta en la televisión del campo.


SUNKINDARKNESS