martes, 3 de enero de 2012

Happy Hampi new year!

Lunes, 02/01/2011

El jueves 30 de Diciembre nos reunimos aquellos que somos caviar + 1: en total eramos diez. Al día siguiente se nos unirían tres integrantes más. Mochilas preparadas, un entusiasmo desbordante, nuestro niño interior desatándose. Vimos un capítulo de Misfits, y cuando el sueño se apoderaba de nosotros salimos en dirección a la estación.

El tren llegó con retraso, cómo no, pero la espera tomando chai fue muy amena . Me sorprendió ver la calidad de los trenes indios, me esperaba algo tercer mundista y digamos que progresan adecuadamente. Con una simple sabana bajera, y otra superior para aislarte de los mosquitos elefante, puedes dormir muy cómodo. No sé como será en verano, debo añadir, quizás te ases de calor.


 Llegamos a Hospet a las 7h de la mañana, nos disgregamos en dos rickshaws y media hora más tarde estábamos reunidos de nuevo en Hampi.

Eider y yo bajamos de dos en dos los peldaños de las escaleras que conducían a la orilla del río. Estaban bañando a la elefanta. Era el primer paquidermo que veíamos en la India, y estábamos embobados como niños.


Cruzamos el río en dirección al hostal: Funky Monkey (el primero a la izquierda). Tenía unas vistas maravillosas al río, una zona chill out muy guapa, y no tanta gente hospedada como para agobiarse. Desayunamos y alquilamos unos ciclomotores para ir a visitar el templo de los monos.

Hacía ya algún tiempo que no cogía la moto, y bueno me 'motivé' muchísimo conduciendo por los caminos de Hampi. Ja, ja... andaba demasiado eufórica, diría yo, para lo que realmente era, puesto que no pude ir a mas de 50km/h. ¡Fue super divertido!

A la llegada al templo de los monos compramos unos plátanos para dárselos de comer en la cima. Me colgué la bolsa de la riñonera y empezamos a subir los 572 escalones, a la mitad del camino veo a un mono con cara de vaca india - teoría que tengo sobre que las vacas indias tienen un semblante mucho mas espabilado que las europeas- que me arranca la bolsa con los plátanos. Me asusté lo suficiente como para pegar un chillido, no será el último de esta narración. Mis compis recuperaron los plátanos.


Una vez arriba las vistas eran increíbles. Los arrozales, los plataneros, las piedras caídas del cielo... menudo vista panorámica. Nos sentamos para meditar cada uno individualmente, y nos quedamos todos dormidos encima de las rocas al lado de los riscos.

De nuevo cabalgamos nuestras burras, y nos dirigimos a comer al Laughing Buddha. Unas birras para celebrar nuestra llegada a Hampi, comida rica, conversación amena... y lo que no ha faltado durante todo el viaje han sido muchas risas.


Mucho mas tarde, cuando por fin conseguimos escapar del bienestar del Laughing Buddha, algunos cogimos las motillos y nos fuimos a bañar al lago. Nos estuvo chispeando todo el camino de ida, pero al llegar como por arte de magia dejo de llover. Disfrutamos del precioso lago solos, sin nadie alrededor. Había un salto divertido hasta el lago.

A la vuelta al Funky Monkey, la noche era cerrada y la luz de los ciclomotores apenas alumbraba el camino. Tan cansados estábamos que nos quedamos a cenar allí mismo. Por la noche sesión de risas patrocinadas por María.


Tuvimos algunos pequeños problemas de asignación de parejas y cuartos para dormir, había gente que quería fumar el ultimo piti en la cama, otros que no querían dormir chico-chica. Pero tuve la suerte de salir airosa de la situación. Amanda y yo dormimos perfectamente juntas.

El ultimo día del ano amanecí un poco cansada. Después de un té de limón y un croissant ya estaba con plena energía. Cruzamos el río y nos fuimos a ver templos, tardamos al menos una hora en llegar hasta ellos, nos parábamos a ver tiendas cada segundo.

Pasearse entre templos en ruinas te llevaba a pensar como debía de ser la época de esplendor de aquel lugar. Las columnas con miles de relieves maravillosos, la arquitectura tan diferente a cualquier cosa vista antes... te trasladan.


A la hora de comer, nos disgregamos. Unos a comer, otros a hacer shopping. El gen X atacó, y me compré algunos trapitos bastante bonitos. Comimos entre juerga en un thailandés, y grabamos un stop motion con Chusma.


Chusma acompaña a Fredi el clown en su viaje en la India, y todos la queremos como si fuese nuestra. La cuidamos, y ella nos cuida. Es lo mejor de cada uno de nosotros.

Hubo un buen rollo fenomenal la última noche del año. Un vaso de sangría, 50 litros de Kingfisher y una compañía inigualable. Entramos en el nuevo año con el sonido de las campanas y tomándonos las uvas con nuestros caseros. ¡Fue muy divertido! Gracias chicos por haberme regalado esta entrada de año.

En Hampi hay toque de queda. Todos los restaurantes deben apagar luces a las 22h30, porque viene la policía. El día 31 el toque de queda era las 21h. De 21h a 23h tuvimos que medir mucho el volumen de nuestra voz, la policía vino pero no nos cazó. Después de las uvas intentamos buscar algún sitio donde bailar, pero a cualquier sitio que íbamos veíamos a la gente de lo más amuermada. Decidimos volvernos al hostal, estuvimos tocando la guitarra y armando barullo.

La resaca del primer día del año fue bastante seria. Al levantarme el hostal estaba vacío, casi todos los voluntarios se habían ido. La temperatura se había elevado desmesuradamente hasta alcanzar los 33º, así que supusimos que se habrían ido al lago con bicis o moto a pegarse un chapuzón. Alquilamos unos motos y nos encaminamos hacia allí. Encontramos un sitio sin demasiados indios alrededor donde pegarnos un chapuzón, y de repente alguien grita: "Ahí hay blancos, anda pero si son estos". Cuando nosotros llegamos, ellos ya se iban.

Nos metimos en el agua rápidamente y nos zambullimos lo más rápido posible, para que los indios no babeasen más de la cuenta con nuestros cuerpos. Al salir del agua, los chicos nos esperaban con las toallas preparadas para taparnos. Busqué una piedra de difícil acceso y fui a aislarme de la cinquentena de indios que se nos habían agolpado alrededor, poco a poco perdieron el interés y se fueron yendo.

Después de una hora en la que nos dimos un chapuzón, y nos relajamos. Cogimos las motos para reunirnos con los otros voluntarios que se habían ido a comer. Ahí, ya por fin, empecé el año como quería... conduciendo una motillo. Los paisaes de los alrededores de Hampi son preciosos.


Volvimos al hotel, un poco de chill out y cena fuera de casa. Estaba tan cansada que me fui a dormir super pronto.


El día 2,  aquellos que queríamos escalar nos fuimos a desayunar a The Goan Corner para alquilar crash pads y pies de gato. Nos indicaron dondeel camino a seguir  y nos dipusimos a hacer Búlder. Al principio lo vi un poco complicado, pero después de la salida en la que me empujaban un poco el culete, parecía que mis músculos reaccionaban y ya podía tirar de mi peso para arriba.

Nos lo pasamos en grande. Todos los que estábamos nos llevamos genial, y el ambiente era super armonioso. Las risas, los ánimos, los aplausos... no paraban en ningún momento.

Bastantes horas más tarde, bajamos hacia el Goan Corner donde nos tomamos el aperitivo: cervezas,queso manchego y jamón.


Nos encontramos con el resto en la otra orilla. Hicimos algunas compritas más para el amigo invisible, nos aprovisionamos de tabaco, y disfrutamos de nuestro último chill out en Hampi.

Nos fuimos tal y como entramos, viendo a la elefanta bañarse en el río. ¿Podría haber una mejor forma de despedirse? Sí, sin sustos... pensé que me pisaba. ¡Estuvimos cómo quisimos!


En el rickshaw, yendo a la estación de tren de Hospet, fuimos cantando canciones acompañadas de la guitarra. Tuvimos un pequeño incidente, nos llevamos el retrovisor de un coche, pero por suerte todos teníamos brazos y piernas dentro de la tartana y no nos pasó nada.

El tren llegó bastante puntual. Germán y yo nos quedamos despiertos todo el trayecto, charlando para que no se nos pasase la estación. 

A la llegada al main campus de Anantapur, nos fuimos casi directos a la cama... al día siguiente a currar.

SUNKINDARKNESS