viernes, 5 de febrero de 2016

Aventuras en Río de Janeiro 2

Viernes, 05/02/2016


El martes por la tarde Filipi y Melissa me llevaron a lo que sería mi sitio favorito de Río. Fuimos a la playa de Leblon, agarramos unas bicis ITAU y fuimos por la preciosa nueva pista ciclista de Niemeyer hasta Sao Conrado.

Los acantilados eran preciosos, el panorama, esas piedras verdes en el mar, y los arboles...


De vuelta en Leblon nos tomamos una deliciosa agua de coco, y creamos una nueva tendencia al pedir que nos lo abrieran para comer la carne del coco. El pobre camarero se quejaba de que le empezaba a doler el brazo de tanto tener que abrir cocos.

De Leblon, seguiríamos por la playa de Ipanema, hasta Arpoador, para acabar en Copacabana y llegar al bloco de Leme.


Ahí es cuando se complica la cosa, la pista ciclista empezó a estar demasiado concurrida: corredores, bicis, bicis eléctricas, gente andando, cruzando, y ese maldito skater que se cruzo en mi camino. Resultado el skate entre mis ruedas y yo una piña increíble que acabaría en otra maravillosa aventura.


Al llegar a Lemes me toco meterme en el mar a lavar mis recién adquiridas heridas y pedir un saco de hielo para la mano que ya empezaba a hincharse. No hay mejor remedio que algunas cervezas, y los deliciosos y dulces chupitos de cachaza.

El miércoles me levanté con la mano super dolorida e hinchada, sin embargo tras charlar con Filipi, parecía que ir al médico sería mucho mejor al día siguiente. Así que el Pao d'Açucar me esperaba.

Hay un bonito camino pavimentado que bordea la costa del Pao d'Açucar, así que sin ganas de hacer muchos excesos me fui a dar un paseo de tortuga por la zona. Tan tranquila debía de ir que toda clase de animales salieron a mi paso: Telú (lagarto enorme), Catango (lagartija), Borboleta-azul (mariposa), tie-sangue (pajaro rojo), tico-tico (pajarillo chiquitin)... y los mico-estrela.


Iba de regreso del paseo sin intención de subir a visitar el complejo de la cima del Pao d'Açucar, cuando hablando con un local este me convenció para subir. Así pues, ascendí unos 30min y llegue a ese complejo tan extravagante donde se venden bisuterías, y hasta navajas suizas. La vista era linda, pero no merece tanto la pena como otros puntos panorámicos de Río.


El jueves fuimos a una UPA (Unidad de Pronto Atendimento) cercana a casa de Filipi, donde Evelyn trabajaba. Tuvimos que pasar por recepción, hacer una ficha, ver a Evelyn, hacer un par de pruebas de rayos-x. El resultado fue que al no haber traumatólogo, no supieron dar un diagnostico concluyente y nos mandaron al hospital, donde tuvimos que hacer todo el mismo proceso en otra UPA y donde al final nos enviaron al traumatólogo. El especialista me mando inmovilizar con una muñequera e ir en 15 días a hacerme una resonancia para ver si el escafoide sufrió alguna fractura, aunque no parece haber indicios. Y todo esto en sólo 3 horas. Me quedé admirada del sistema sanitario de Brasil, aunque le médico dijo que sólo era así por estar en pre-carnaval.


Me quedé por el pueblo de Caixas, haciendo recados varios... y comencé a coser mi disfraz de carnaval.

Por la noche me sentiría mucho mejor con la medicina que Filipi preparó: Caipiriñas.


El viernes fuimos a casa de André, en Recreio dos Bandeirantes.

Pasamos la mañana en la playa de Pontal donde las olas eran enormes y parecían querer engullirte. Nadé un poco, pero viendo que mi mano se sentía dolorida sali rápido del agua, sin embargo nos tiramos en la orilla horas refrescando las piernas con cada ola y admirada por ver como la muñeca recuperaba por momentos su grosor natural.


Horas costo quitarse toda la arena de la cabeza.

Por la tarde, tras haber cosido un poco más el disfraz, saldríamos a dar un paseo por la costa viendo algunos rincones ocultos de ensueño como la Praia Do Secreto.


Andando por zonas de colores verdes de ensueño hasta la Prainha.


Y viendo ballenas cerca de las islas das Pecas y das Palmas con la puesta del sol cerca de la playa nudista de Abricó.


Nos quedaríamos en casa de André a dormir después de una bien merecida ducha y unas pizzas. Una de ellas era de chocolate con banana,  creo que no repetiré en la vida

SUNKINDARKNESS