miércoles, 2 de agosto de 2017

La Habana

Miércoles, 02/08/2017


La Habana resultó ser una ciudad en la que relajarse, sentirse a gusto y poco a poco ir descubriendo los matices cubanos.


Impacta la arquitectura, esos edificios que parecen semi-derruidos y en los que puede vivir gente, o no.


La habana sería el perfecto studio para una película post-apocalíptica.


El primer contacto cubano fue en el malecón, un chiquito sin caña al que le gustaría pescar. Un lindo encuentro con el que empiezas a ver la sencillez del cubano y su alegría.


Contemplando el oleaje contra el malecón, pasaría el tiempo sin darnos cuenta y el atardecer llegaría sin demasiada demora.


El color cambiante del cielo.


De amarillos a rosados.


Al tono azulado crepuscular.


Y ya por la noche, por qué no darse un paseo por el Paseo del Prado o Martí hasta la zona del capitolio bellamente iluminada.


El parque central y el hotel de Inglaterra, de singular belleza.


Conocer la Old Havana de noche, escuchar un poquito de música.


Salsa o jazz.


Disfrutar del arte cubano en el mercado de artesanías del puerto.


Sentarse en el bordillo de la calle Galeano y ver pasar los coches, admirando las bellas restauraciones de esos clásicos modelos.


Admirar la majestuosidad de la infraestructura de épocas pasadas.


Levantada sobre sombras y fantasmas,  un pasado de esplendor efímero.


Remanentes coloniales.


El cubano con el que compartiremos vino, cerveza, licor de caña de azúcar, puros, chocolates, mangos, chiles y aguacates... sin duda aquél que condicionaría nuestra comprensión del país.


Y esos lindos seres que se asoman de las casas, todas las puertas de casas están abiertas en Cuba.


SUNKINDARKNESS