lunes, 19 de diciembre de 2011

Fútbol y Bukkaraya

Domingo, 18/12/2011

Seis despertamos en una de las habitaciones del campus 1 de Anantapur. Reinaba el entusiasmo por la excitación de lo que se avecinaba. Todo el mundo se vestía con ropa de deporte y se calzaba las zapatillas deportivas, mientras se discutía sobre el posible resultado del partido de fútbol que se iba a jugar.

Nos reunimos con el resto de voluntarios en la cantina. Un desayuno ligero, lavarnos los dientes y ya estabamos en el complejo deportivo que llaman 'Stadium'. Al llegar me percato de que realmente hay un estadio de criket, varios campos de tenis, una pista de atletismo, una de voleybol y una de fútbol de las gigantes. Imposible correr de un extremo al otro - Oliver y Benji tardaban 30 minutos.
Al llegar a la pista nuestros contrincantes no aparecían. Menos mal -pensamos todos-, con la paliza que nos iban a meter. Un buen rato después oigo a alguien decir: -Pero si no son niños, son hombres. Delimitamos el campo a sólo la mitad del inmenso campo de fútbol, y 10 voluntarios nos enfrentamos contra 10 niños-hombres del equipo de polo. Uno de ellos fue el arbitro.


El partido comenzó, y yo era la portera. El día anterior había decidido no coger las deportivas, no me apetecía mucho jugar, ni tampoco correr de un lado para otro detrás de un balón. La decisión no estuvo del todo desacertada, pero para sacar desde portería chutando el balón me tuve que buscar un par de ayudantes. Tener ayudantes para un trabajo sencillo es de lo mas común en la india. Todo esta muy jerarquizado aquí, y tener un ayudante que te traiga el bolígrafo es muy común. Así que sin deportivas y con 2 ayudantes, me dispuse a jugar un partido de fútbol a la manera india contra una horda de niños-hombres. Les dije que era chica y que tuvieran cuidado, pero creo que no me escucharon. Los primeros 20 minutos me vi acosada en mi portería. No marcaron, y a cada minuto que pasaba sentía más seguridad. Poco a poco los españoles, nos fuimos metiéndonos en el juego, y empezamos a llegar al campo contrario... y al final acabamos acosándoles nosotros a ellos.

¡Ah!, paré un penalti. El más chupón del equipo contrario chutó con tantas ganas que me ardían las palmas de las manos, menos mal que después hicimos el descanso.



Resultado del partido 2-0. Ganó el equipo de las zapatillas, ellos jugaban descalzos. No se cometieron demasiadas faltas, aunque al principio del partido un chaval me abrazó para que no pudiera coger el balón, y dar así una oportunidad a sus compis de marcar. Aunque nosotros tampoco fuimos muy limpios, vi a uno de los nuestros empujar con el cuerpo al contrincante, y por todos los lados los españoles gritaban  para asustarles y que perdiesen el balón.

Mirad que final tan bonito vivimos.


Fuimos a ducharnos al campus, estábamos todos llenos de arcilla rojiza por todos lados.Tomamos el aperitivo entre risas y luego comimos. Unos se echaron siesta, otros charlamos. Y salimos hacia Bukkaraya.

En Bukkaraya hay un templo en la cima de un monte. Subimos los 500 escalones, y nos sentamos a contemplar la puesta de sol. Los monos empezaron a rodearnos por todos lados, nos dispusimos a estudiar un poco sus pautas, y al empezar el descenso intentaron arrancarle el bolso a una de las chicas.

Llegamos de nuevo al campus. La gente se fue a preparar momos para la cena de despedida de una voluntaria. Me comí unos 12 momos de pollo :) . Antes de volvernos a Bathalapalli, saqueé un tarro de 5 litros de yogurt, uno de miel, especias varias para mis guisos... a partir de ahora procuraré cocinar un día a la semana. Empecé el viernes, hice couscous.

SUNKINDARKNESS